Poco a poco va cayendo
la tarde, el viento distante anuncia tormenta; casi como un augurio de la
tempestad que ahora mi alma empieza…no se si es otro triunfo, u otro fracaso,
de la mano tristeza y alegría.
Los recuerdos, las
ilusiones, se presentan ante mis ojos, que aunque lloran no pueden calmar una
sed de compañía que me agobia y que anhela mi corazón, como un pretexto para
disimular escribo estas líneas tratando de aliviar la soledad que me causo su
ausencia.
¡Ayúdame Dios mió!- es
el grito que sin cesar implora mi alma, quede confundido con su desprecio,
lloro y río sin saber porque…
Espero algún día
entenderte, saber cuales son las cosas que te separan de mi, y encontrar el
camino para volver a ti.
Deseo escribirte mas
cosas, aunque algo en mi se niega a garabatear palabras que se bien nunca leerás
o no las entenderás.
Una tarde de agosto,
cuando te perdí y mi termino por primera vez con tu adiós…
Loja,
martes 13 de agosto de 1991
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