Quien podría entender mis afanes,
si me encierro en mi mismo y pongo cerrojo a la puerta para que nadie logre
entrar.
Loja, 30 de marzo de 2000
Loja, 30 de marzo de 2000
De pronto estabas tu aquí frente
a mi, y otra vez intentare dejar en libertad, mis pensamientos; me miras
fijamente y te despojas de todo aquello que te ata a este mundo, así ¡al
natural! eres mas hermosa y brillante que el capullo de las piedras preciosas.
Me tomas la mano y me invitas a
navegar por tu cuerpo, olvido mis principios y me embarco por los senderos de
tu figura.
Ante mi como gotas de roció que huelgan
de las palmeras, los perfilados dedos de tus pies como silenciosos testigos de
mi viaje por tu piel, tan blanca como espuma de vegetales rabiosos, formando un
marcado contraste con la torpeza de mis manos que entran y hurgan por los espacios
huecos de entre los dedos; para luego encontrar como mapa estelar las líneas
que se entrecruzan en la palma de tus
pies, que me guían a la convexidad de los talones, de donde entro y salgo una y
otra vez hasta al fin encontrarme con la dulzura de esos tobillos que
narcotizan mis manos, las cuales cuesta arriba buscan las selvas y desiertos,
tus montes y tus valles.
Ya escapan de mis ansias tus
tiernos pies, me encuentro ahora con el misterio de tus rodillas y cual niño me
entretengo en cada una de sus líneas, pliegues, en cada surco busco un verso y
en su parte posterior la melodía que lo acompañe.
Pero cual si fuese un imán, tus
tiernas y delicadas piernas cual muñeca de exhibición me dejan sin respiración
y como un pelele sin voluntad mis dedos circundan una y otra vez su mágica
superficie. Un sudor frió de pronto hace palpitar mi espíritu y la sensación de
falta de oxigeno me convierte la sangre, de un riachuelo de nostalgias, en un
torrente de inquietudes…
Un presentimiento me detiene en
este viaje por tu cuerpo, levanto mis ojos buscando los tuyos, tu en respuesta
guías mis manos con la tuya, a la exploración de tus selvas y tus cuevas, con
el mismo animo y riesgo de una aventura me embelezo más no me detengo allí
mucho tiempo al escuchar tus suspiros…
¿Que poder tienen tus caderas?
Que parecen de terciopelo, se cubren de un sutil algodón por donde mis dedos se
resbalan una y otra vez hasta aprisionarla y hacerlo mió. Tus contorneadas
curvas me permiten jugar y adivinar sus formas perfectas
Mi cuerpo otra vez se estremece,
la sangre vuelve a entibiarse casi inadvertidamente ya estoy entretenido en tu
pequeña cintura, tan frágil y vulnerable, tan deliciosa que me encanta y me
atrapa en una singular danza que me aunque me calma despierta un nuevo furor
que me quema la piel.
Mas tu vientre me instiga y
comparte su calor voy como un pequeño travieso a hurgar con mis dedos en tu
ombligo, la temperatura que surge de tu sutil vientre es tan grande que intento
con mis labios y lengua humedecer, pero solo consigo encender el cariño con el
cual mis manos se desplazan en busca de la fuente de la vida, que prodigiosa
fue la naturaleza contigo al proveerte de dos hermosas y redondeadas islas, en
las cuales puedo encontrar un oasis de amor y de supervivencia.
Me tomo un aliento para continuar
por esta fantástica aventura de descubrir tu silueta de niña y encontrar en
cada parte de ti una nueva razón para conjurar en palabras tu fino cuello que
frágil pende de esos hombros de mujer, me llevan a descubrir el satín de tus
brazos alados y la seda de tus manos de mentira, porque no puede ser verdad que
de ellas se desprendan cinco joyas invaluables que se estrechan con mis dedos,
en esa confusión de lo tuyo y lo mió, de tu cuerpo y mi cuerpo , de tus dedos y
mis manos, somos uno, pero me siento triste, por que se que no será para
siempre…
Otra vez estoy frente a ti con
mis labios dibujándote soles tras la oreja, y mis ojos gritando suspiros en tus
ruborizadas mejillas, tengo miedo encontrar tus óculos y en mi frenética huida
de ellos, mis labios se empalagan en tu pequeña y sensual boca, te tomo el
rostro entre mis manos, y como si fuera un orfebre empiezo a recorrer despacio
tu cara con mis caricias, mas tu nariz
me roba el aliento, tus oídos atrapan mi silencio, mientras tus cejas guardan
mis afanes y tu frente calma mis afanes con un beso No podía dejar de lado tu
cabello suelto, fino, brillante, hermoso
con el que juguetean mis manos, mis ojos y donde mis ósculos deposito..
Siento que caigo, caigo en una
profundidad infinita e caído en la magia de tus ojos color mar, color
esmeralda, tienen el brillo de la noche y el aroma del café, estoy atrapado en
ellos, donde puedo descubrir un centenar de ideas, versos, sentimientos,
emociones, de allí yo forjo mis afanes, terminaría la vida y no acabaría de
descifrar, de contar todo lo que en ellos encuentre…
Pero allí no termina este viaje
recién empieza, la aventura es ahora silenciosa y contemplativa, me lleva al
interior de tu ser, a descubrir tu espíritu y navegar por la calma y ternura de
tu alma, me conforto en ella porque lo que allí encuentro, no tiene nombre,
imposible descifrarlo en palabras, son tus secretos y ahora son míos, nadie lo
sabrá.
Al final entiendo que si no
hubiera realizado el ultimo trayecto del viaje, que es nuestro secreto, lo
primero lo del cuerpo hubiera quedado burdo y vació, sin sentido y no hubiera
valido la pena…
Perdonad por todo lo aquí narrado
entre los dos.
Loja, del 15 de junio de 2001 al 14 de marzo
de 2004
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