UN CUENTO PARA VARIAR

A modo de comparación haré mi reflexión, no sé si será la verdad pero es mi opinión, de usted amigo lector dependerá su reacción, no espero retribución pues es mi contribución, para crecer como ciudad, para cada día ser mejor.

Un Cuento para variar

Una vez en un tiempo no tan lejano había una bella ciudad llamada la Castellana, donde naturalmente crecían flores de todo tipo, entre ellas estaban las orquídeas, las cuales aunque crecían no tenían mucha acogida y no eran valoradas, frente a esto el rey un día anuncio el festival de las orquídeas, el mismo que generó  expectativas y por ganar popularidad surgieron criadores, cultivadores, maestros, que enseñaban a sembrar y cosechar tan bella flor, donde aprendieron nadie lo sabía, pero en el país de los ciegos el tuerto es rey.

EN UN MUNDO CONTRADICTORIO

Vivimos un mundo extraño, en una sociedad llena de contradicciones, donde se nos enseña e inculca a vivir de una manera, pero se vive de otra, y en medio de ese ambiente naufragamos  sin rumbo, algunos tratando de seguir las enseñanzas, otros simplemente dejándose llevar por la corriente.

Mundo contradictorio- Diego Robles

Por ejemplo se nos enseña que lo más importante de una persona es su interior sus sentimientos, su manera de ser, sin embargo al momento de elegir una pareja, una amistad, un socio o un empleado eso es lo último que vemos, mas importante será la apariencia física, que el individuo este vestido a la moda, que este “presentable”, no importa que sea un sinvergüenza, un deshonesto, un mal tipo, lo importante es que se vea bien, alguien con quien pueda caminar por la calle sintiéndome orgulloso de tener a lado a tan distinguido individuo.

NO ESTABA NI MUERTO NI DORMIDO

No estaba muerto

Hace unos días leía una nota periodística sobre el teatro  en la ciudad, en la misma encontré algunas cuestiones que llamaron mi atención, sobre todo una frase “el teatro en Loja estaba dormido”.

Lo curioso del caso es que  quien decía esta frase, es parte de una agrupación que antes sostenían que el teatro estaba muerto, y así  llegamos a un momento en recién ahora lo resucitan o lo despiertan; pero lo  más paradójico de todo es que estas personas afirman llevar haciendo diez años de teatro.

Analicemos esto un momento si llevan tanto tiempo en este arte y al mismo tiempo este ha estado dormido, que hicieron durante ese tiempo, no ser que los dormidos eran ellos, encerrados en su mundo sin ver más allá de su círculo elitista del cual no salían.