miércoles, 20 de marzo de 2013

DECISIONES

Todo cuanto ocurre en escena debe de tener un porque, una razón; nada de lo que pasa en el escenario es gratuito y está allí porque a alguien se le ocurrió; para lograr esto el actor debe ser consiente de todos sus movimientos y acciones por más pequeñas que estas sean,  debe justificar su ejecución. El actor crea,  propone y el director modela esa propuesta en busca de la estética de la obra, de su correcta ejecución.

Decisiones-Diego Robles
Una de las tareas fundamentales del trabajo del actor es saber elegir  correctamente aquellas características que tendrá su personaje, una labor fundamentalmente individual que solo a él le sirve pero que repercute en los demás, en el objetivo general de la obra, por ello el artista sabe que no debe meterse en este proceso de los demás, cada actor sabe porque elige tal o cual acción, tal o cual filosofía, para su personaje;   se cumple la premisa de que cada quien es un universo individual que hay que respetar; se puede tener puntos comunes o distintos pero todos trabajan para todos, ninguno se atreve a decir a otro, - mira has así tu personaje- si eso pasara solo se conseguiría acabar con la armonía del grupo,  el actor aprende a respetar las ideas y formas de crear o interpretar del otro, solo el director es quien guía, ni siquiera es quien dice que hacer, es solo un  moderador de las creación del actor, bueno en el caso de los buenos directores, no de aquellos que cree que los actores son marionetas que deben moverse como marionetas suyas.


En la vida diaria fuera del teatro ocurre un fenómeno similar, todos nosotros somos actores que estamos interpretando a un personaje a nosotros mismos, y para garantía de que lo hagamos bien solos nuestro propio director; en el proceso de la vida nos debemos tomar decisiones, lo malo es que muchas veces lo hacemos impulsivamente, sin reflexionar, lo hacemos solo dejándonos llevar por las pasiones, y allí es cuando surgen los problemas con los demás, porque queremos imponerlas nuestras ideas, nos burlamos de la forma de pensar del otro y hacemos de la vida un eterno campo de batalla.

Debemos asumir nuestro rol, nuestro papel, pensando en la gran obra, pensando que esa actuación mía repercute en el grupo llamado sociedad, cada uno de nosotros somos responsable de lo que decidimos, de lo que hacemos o no, pero muchas veces es más fácil culpar al otro de nuestro fracaso, pasamos buscando las debilidades del otro, y cuando no las encontramos somos capaces hasta de inventarlas, la cuestión es que solo vemos lo malo del otro y no lo bueno.

Nos gastamos la vida viendo e inventando cosas al otro, diciéndole en que creer, en que pensar que nos olvidamos justificar nuestras propias acciones, nos olvidamos reflexionar porque creo en tal o cual cosa, si es por convencimiento, por costumbre, por resentimiento; y pobre del que no piense como nosotros es nuestro enemigo, se acabado la tolerancia, somos universos en conflicto, combatiendo en guerras inútiles. Hay verdades incuestionables, que no cambiaran por más que debatamos o filosofemos en ellas, el sol saldrá cada mañana y se esconderá en la noche, así nos guste o no, así estemos de acuerdo o no, hay verdades que son irrefutables como esa, claro el problema surge porque cada quien se siente dueño de la verdad.

Saber justificar para ti mismo tus acciones porque eres como eres,  o solo te dejas llevar por los demás por la imitación como lo hacen los actores principiantes, el ser tolerante con el otro, creo son claves en este drama llamado vida, de lo contrario el personaje de ser humanos la acabaremos antes de tiempo y la función ya no podrá continuar.


Por una cultura de vida.

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