Si ante usted le presentan dos
pequeños frascos y le piden escoger uno; el primero que es limpio, resplandeciente, tiene hermosa
líneas; o el segundo que en cambio está
un poco deteriorado, magullado, y tiene una superficie plana, ¿cuál preferiría?
Yo creo que la mayoría elegiríamos
el primero, pero que pasaría si nos dijeran que tenemos que usar su contenido,
cual escogemos, al primero el de hermosas líneas contiene agua rancia o el
segundo al de formas planas que contiene un delicioso perfume; en este punto
seguro usted cambio de parecer, pero déjeme decirle que eso es falso la mayoría
se quedaría con el primero y le voy a explicar porque.
En una sociedad como la nuestra
lo que prima es lo espectacular, lo llamativo, lo novedoso, así en el mundo del
arte y de las relaciones humanos preferimos aquellas obras, (películas, música,
baile, etc) que son promocionadas como un espectáculo, con un gran marketing
donde nos hacen creer que es lo mas fabuloso que habido y habrá, y nos
engañamos nosotros mismos creyéndolo, aunque todo el mundo sepa que son obras
que contiene pura técnica y nada de arte, en donde todos saben que son obras
sin contenido, sin mensaje, sin esencia, que son bonitas pero nada más, pero
igual asistimos porque todos lo hacen; y
así nos quedamos con el primer frasco del ejemplo.
En nuestra vida personal sucede
igual, buscamos bien sea para amistad o para el amor relacionarnos, con personas de buena
apariencia, o con mucho dinero o posición social, y hemos llegado a creer que
solo ellos valen.
Nos dejamos llevar por lo
superficial, son muy poco que se atreven abrir el frasco para ver su contenido,
nos contentamos con las apariencias,
hemos llegado a un punto donde personalmente me pregunto ¿en que radica
el valor de una obra?
En su publicidad y promoción o en su creatividad, y
contenido. ¿En dónde radica el valor de una persona?, en su situación social,
económica y apariencia física, o en sus
sentimientos, en su ser como persona.

Por ello es que digo que usamos
el primer frasco, el que contiene agua rancia, porque todos los demás tienen
que ver que uso un frasco limpio, hermoso,; sería inaceptable que me vean usar
un frasco viejo y golpeado, pues el
contenido es lo de menos.
En estos momentos me acuerdo lo
de “sepulcros blanqueados”, hermosos por fuera y podridos por dentro, en
nosotros esta tomarnos el tiempo de conocer y dar el verdadero valor a las
cosas y a las personas, estoy seguro que si lo hacemos tendríamos un mundo
mejor, más honesto y sincero, ya que se acabarían las apariencias, la
hipocresía y la envidia.
Desde mi humilde rincón, con mis
pobres palabras y desde mi teatro siempre he buscado dar y ofrecer lo mejor de mí,
la mejor creatividad posible, y me siento feliz por ello, sobre todo porque lo
he presentado como lo que es , arte, sentimiento, y me alegro de no haberlo
prostituido vendiéndolo como un gran espectáculo y sobredimensionando lo que en
verdad es, si por eso me he quedado pobre y no he podido vivir del arte no
importa, lo importante es que soy feliz por tratar de ser autentico y no pura
apariencia, por tratar de ser como el segundo frasco.
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