miércoles, 8 de mayo de 2013

ESPERANDO A….

Todos alguna vez hemos esperado algo o a alguien,  algunas veces llega otras no; en el caso de una obra de teatro presentada por los estudiantes del último año de teatro de la universidad Central del Ecuador,  Godot nunca llego, pero me da la pauta de poder escribir estas líneas sobre ellos y su relación con nuestra vida.


La obra en cuestión a mi criterio le faltaban algunos elementos técnicos, sin embargo considero que lo principal de esta puesta en escena, no estaba en cómo se presentó la obra, sino más bien en lo que se quiso decir, en el mensaje de reflexión, crudo y violento contra una sociedad indiferente. Me lleva a pensar que es más importante lo que se tiene que decir o como se lo dice, quizá ambas, pero cuando a uno no lo escuchan, o lo hacen y a los demás no les importa, creo que hay que buscar formas alternativas de llegar al espectador como lo hicieron los compañeros de teatro.

Cuando cualquier persona va al teatro a presenciar un espectáculo la presentación de una obra, quizá lo haga por entretenimiento, por pasar un buen rato y relajarse, en el caso de “esperando a Godot” presentado por los estudiantes de teatro, no fue así, bastaba con entrar al teatro de la facultad, para percibir un desagradable olor, que parecía pasajero, pero conforme avanzaba la obra se intensificaba, hasta que uno después nota que el olor es parte de la obra, donde uno de los personajes, es un mendigo, que es explotado, golpeado, por los demás personajes, en donde los golpes son reales, no son actuados, donde el espectador empieza a sentirse incomodo por el olor y por lo que ve, y no porque este mal representado  más bien porque uno se ve forzado a identificarse con los personajes.

Esperando a ...- Diego Robles
Un momento cumbre de la obra y que muchos quizás no entienden, es cuando este personaje baja al público y empieza a dar con mucho cariño una flor, que al percibir despide también un olor a excrementos. 

La primera impresión seria que absurda esta obra, pero no lo es tanto, muchas veces nosotros nos quedamos con los objetos con lo material, y no con los sentimientos, las acciones, cuantos de nosotros nos apestan los mendigos, los pobres, los que consideramos diferentes a nosotros.


Nos pasamos esperando fortuna, éxito, triunfos, cosas materiales, que cuando llegan solo hacen que se agrande nuestro vacío interior porque no nos llenan antes más bien nos hacen desear más, y para conseguirlo vamos perdiendo los escrúpulos, vamos atropellando a los demás con tal de conseguirlo.

En la obra Godot nunca Apareció, pero en ese momento de espera, pasaron muchas cosas entre los personajes, odios, intrigas, mentiras, abusos, en nuestra vida ocurre igual.

Por eso desde mi trinchera, me siento satisfecho de haber soportado ese olor desagradable en el teatro de la facultad, porque me hizo recordar que este arte no solo es para decir cosas bonitas y agradables o para hacer sentir bien al público, también es para cuestionarnos, para mover nuestras entrañas , nuestro corazón petrificado e indiferente de nuestro alrededor.

Adelante compañeros del último año de teatro, desde la distancia, mi apoyo y mis gracias, por haber despertado esa parte rebelde del teatro que la había tenido dormida.


 Por una cultura de vida.

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