Hoy que después de
un tiempo de ausencia he vuelto a mi ciudad natal me encuentro con una
desagradable realidad dentro del ámbito teatral, el ver que se hacen realidad las palabras que leí
en un libro sobre el teatro ecuatoriano, donde el director de la compañía de teatro
de la UTPL manifiesta respecto a la cultura: “Siempre he dicho que el mundo está en el
siglo XXI, Quito y Guayaquil en el XX y Loja está en el siglo XVI. ..”
Desilusión teatral-Diego Robles |
Mientras a nivel
nacional se discute sobre la realidad del teatro, el futuro del mismo con la
creación de la universidad de las artes, y si los directores son preparados o
no, o si vale más la academia a la experiencia; acá ciegamente sin ver
antecedentes ni capacidades se entrega el futuro, difusión y capacitación del
teatro a una persona cuyo mérito es haber cogido un libreto y con sus amigos
aprenderlos de memoria y recitarlos en un escenario, en sendas presentaciones,
donde no se vio, ni método, ni técnica y donde no hubieron más elementos teatrales
que el local y el público que asistió a verlos.
A lo largo de este
tiempo, en este espacio he tratado de compartir mis ideas para logra que el
teatro deje de ser una cenicienta frente a otras artes, pero creo que ha sido
en vano, el camino que se ha emprendido no es el correcto.
Es lamentable que
en las instituciones que apoyan la cultura, no se de ese apoyo a otras personas
que incluso han viajado al exterior a prepararse y volver a su ciudad a impulsar este arte, que triste es ver como
a ellos se les cierra las puertas y se le habrán a una sola persona.
Recuerdo que cuando
yo iniciaba en este mundo del teatro, también muchos me juzgaban y me
criticaban por hacerlo y también decían que no estoy preparado y no tengo la
experiencia necesaria, pero esas críticas me ayudaron a crecer a prepararme más
y mejor y a con obras concretas y humildad llegar a donde llegue.
Pero no todos somos
iguales, a nuestra compañera se le ha dicho muchas veces, en buenos términos se
le ha criticado y se le ha dicho, pero a echo oídos sordos, antes por el
contrario se ha llenado de orgullo como
el pavo que abre su plumaje y aspira que todos la alaben sintiéndose la mejor y
única con derecho.
El teatro es ante todo trabajo en equipo, y
debemos vencer nuestros mezquinos intereses, y quienes lo practicamos somos
personas sensibles y colaboradores, por lo tanto en buen plan compañerita del
teatro baje de su nube y continuemos con alegría y cooperación haciendo un
teatro de calidad, no es envidia ni nada, porque al fin de cuentas mi labor
teatral ahora la estoy desarrollando por otros lares, y mañana otra vez partiré
de mi tierra pero el pueblo lojano se merece un teatro de calidad y no improvisado y en la manos de todos los
teatreros de la ciudad está esta noble y difícil tarea.
Por una cultura de
vida
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