Cuando
por algún motivo o circunstancia en nuestro vivir, hacemos una evaluación de
nuestra vida, sin duda nos vamos encontrar entre otras cosas, que alguien por
quien hiciste mucho por ayudarlo, alguien en quien confiamos, nos falla, y nos
da una gran decepción.
Es
en estos momentos cuando uno se pone a evaluar lo hecho y lo lograda hasta ese
momento, y será casi inevitable, no sentirse decepcionado al ver que algo o
alguien se le olvida todo y echa a perder todo lo conseguido juntos, sin embargo
es necesario también recordar que somos seres humanos y que siempre estas
dispuestos a caer, quizás fueron ellos
hoy, mañana tal vez seamos nosotros.
A veces resulta difícil aceptar que en nuestra sociedades a las personas se las valore por su dinero, su apariencia y no por su ser, y así nos encontramos a muchas chicas que prefieren al caballero que tenga dinero y posibilidades económicas, al pobre que tiene poca fortuna, pero muy grandes sentimientos, -de amor no se vive, ni se come- se dirá, y quizá sea cierto; sin embargo con el dinero se asegura la felicidad, la fidelidad, el respeto, no lo sé.
Es
allí cuando las personas que se encuentran despreciadas, por sus amigos, o por
sus amores, pueden tomar una decisión equivocada, y hundirse en la depresión, o
el algún vicio, pero también pueden aprovechar para surgir, levantar cabeza, y
ser mejores aun.
Al
final, la vida es un ciclo continuo de procesos con sus causas y resultados, y
todo es cambiante, así que es verdad que uno cosecha lo que siembra; por ello
en lugar de lamentarnos por lo malo o seguir sufriendo porque no nos acepten
como somos, o por los que nos fallaron, mejor sería tomar una de esas
decisiones trascendentes de las que mencionaba al inicio. Nunca es tarde para
mejorar. Y si bien de pronto no podemos cambiar a las personas o aceptar como son. Tampoco tenemos el
derecho de pretender destruirlos por eso.
Pero
también nos viene las decepciones al ver como se desprecia lo bueno, como ante
una falsa imagen de marketing, se da todo el apoyo acierto producto y no se
valora si en verdad vale o solo es eso marketing.
Siempre he dicho que al árbol se lo conoce por
sus frutos y en muchos casos solo son sepulcros blanqueados bellos por fuera
pero podridos por dentro. Hay que dar frutos pero buenos frutos yo creo vale más
la calidad que la cantidad.
Me decepciona
vivir, pero a la vez lo tomo de impulso para seguir, para no dejarme vencer por
esas cosas que no nos gustan, por las personas que por envidia quieren frenar
nuestro camino, la vida a pesar de las decepciones es bella, y se puede dar
mucho aún, sin tratar de mostrar quien es mejor, o quien es peor todos somos
iguales y al final de todo solo quedara lo bueno o malo que hayamos hecho de
dejado de hacer.
Hoy
nos decepcionan, mañana nosotros, después que, nos guardamos los resentimientos
o recapacitamos sobre el hecho que somos humanos y que la vida simplemente es
como es, y no como quisiéramos.
Por
una cultura de vida
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