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Magdalena Maldonado Obra Cuestión de vida o muerte |
La responsabilidad que tenemos las personas
en cualquier campo donde desempeñemos nuestro trabajo, es cuestión de
principios y de conciencia, o cumplimos a cabalidad nuestra función o lo
hacemos a medias.
En nuestra sociedad parece que nos vamos
acostumbrado hacer las cosas solo superficialmente, solo por cumplir por
obligación y así nos encontramos con funcionarios públicos para quienes el maltrato al cliente es cosa
común y rutinaria; de igual manera empleados o profesionales que solo realizan
alguna labor solo por aparentar, solo por lucirse, mas ocurre que cuando
alguien observa a fondo esa labor la encuentra que es tan superficial y solo es
echa por encimita como se dice, una linda y bella capa exterior pero en el
fondo está mal.
Cuantas
personas han hecho de esto y de la vulgaridad un estilo de vida, y lo peor es
que a quienes no son así les hacen creer que están equivocados, que lo correcto
es ser como ellos vulgares y superficiales. Sepulcros blanqueados que atraen y
deslumbran superficialmente, pero que están vacíos, huecos por dentro, que no
tienen ni fundamentos ni contenidos para sostener sus máscaras.
Para nadie es desconocido que los programas
televisivos donde se explota la vulgaridad son los de mayor sintonía, de igual
manera parece que la persona más cargosa , que no cuida su lenguaje, se burla
con sus bromas de los demás, es más popular y aceptada que alguien que es
respetuoso y ocupa su lugar , ese es un aburrido decimos.
En el mundo del arte teatral este raro
fenómeno también se repite, suele ocurrir que personas o agrupaciones se
conformen con presentar obras superficiales sin contenido, y no por su
temática, sino por su forma de mostrase al público, en el argot teatral se dice
que un buen guión puede ser estropeado por un mal director, pero ni el mejor
director podrá salvar un mal guión.
Teatro, televisión, programas como mi recinto
son un ejemplo, guiones flojos, vulgares, son muy comunes, sumado a
sobre actuaciones que para quienes apreciamos el arte de actuar hieren a la
vista.
Por
ello si en la vida somos consecuentes con nuestros actos, y los buenos
profesionales y personas que han sobresalido son aquellas que su trabajo lo
hicieron con pulcritud, con entusiasmo, con conocimiento, donde se busca más el
ayudar a la sociedad que al ego propio, en el mundo teatral presentar una obra,
dar capacitación sin saber que se enseña puede resultar muy peligroso, porque a
quien se perjudica es a la sociedad no a otros grupos, el crear o formar
actores o publico sin bases, solo por lucirse, superficialmente recurriendo a
la risa fácil, al final pasara factura a todos porte tendremos público y
actores con vicios y con huecos que será muy difícil reparar, de allí la gran
responsabilidad que tenemos quienes nos dirigimos y presentamos nuestros trabajos
a la colectividad.
Un maestro de actuación me decía cuando
hacíamos un ejercicio, no se conformen con lo superficial con lo de encimita,
con tratar de agradar al público o al director, busquen más bien preguntarse
porque lo hacen, y que quienes los vean se entretengan pero que también se
eduquen, de lo contrario el teatro no cumplirá su función social.
Lo bueno es que en nuestra ciudad, cada día
crece más la conciencia de esto en quienes practicamos este arte, y ello es muy
saludable porque una vez unidos trabajando no para destruir a otro, sino para
sacar adelante nuestro arte, crecerá nuestra ciudad su cultura, y si todos los
teatreros de Loja nos unimos con un fin común, en cualquier campo también
podemos hacerlo.
Por una cultura de vida
diferosil@yahoo.es
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