Un año más- Diego Robles |
Doce meses que pasaron,
trescientos sesenta y cinco días que llegaron y ahora ya no están, y así
trascurre la vida, año tras año vemos cómo se va la vida, un año más o un año menos,
de hacer lo que se debe hacer, de aprovechar oportunidades o de dejarlas pasar.
En estos momentos de la vida en
esta época del año a veces me llega la nostalgia de todo lo que pude vivir,
¿Cuántos amigos logre?, ¿Cuántos enemigos me forje en el camino?, a veces quisiera
mejor ya no decir nada, dejar de escribir, dejar de soñar, dejar de emprender
en sueños y proyectos, que parece a nadie le importan más que a mí mismo; y es
que claro en la vida cada uno es el rey y dueño de sus decisiones, buenas o
malas, y cuando llega el fin del año al igual que cuando llegue la muerte, uno se encontrara con lo bueno o malo qué uno hizo
o dejó de hacer.
Pero esa nostalgia esa gana de dejarlo
todo solo es pasajera, a nadie pudo culpar de mis éxitos ni de mis derrotas más
que a mí mismo, lo que sí puedo hacer es escribir unas cuantas líneas a las
personas que conocí este año, a aquellas que deje de ver, a quienes pudo
ayudar, a quienes defraude.
Quiero empezar contigo muchacha
de ojos tristes, que escondes en tus locuras y ocurrencias una gran tristeza y soledad,
que te entregas más que por placer, por miedo a no estar sola, a ti que con un
beso me arrebataste la voluntad y me hiciste escogerte como la niña de mis
historias, como la coprotagonista de mi último sueño, al recordarte me viene a
la mente la canción que dice “es que acaso pueden haber palabras más fuertes
que la confianza que nos teníamos, parece que sí, pues te dejaste envenenar
contra mí y hoy de ti solo tengo indiferencia y quizás hasta rencor.
Luego está la dama misteriosa,
aquella que con su encanto y sus antojos cambiaba cada vez mis planes y tenía
que someter a sus caprichos, valió la pena, no lo sé, al final saber que no tengo,
ni la clase social, ni el dinero, ni los medios para tener tu cariño, tu compañía,
solo me queda el recuerdo de tus ojos antes del último ósculo que nos dimos.
Es raro porque a ti pequeña
parvulita ha sido a quien menos vi este año que fenece, y sin embargo has sido,
a quien más he recordado, con quien más he tratado y te has convertido en ese
amor platónico, que nunca se podrá dar, pero que sirve de inspiración para
escribir, para crear, y para soñar.
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Un año más que se me va |
Aquellos que veo que poco a poco
se van abriendo paso e escribiendo su propia historia, no se olviden que fui
parte de ella, y que esa historia comenzó conmigo, no sean ingratos a su
mentor, pues sigan, sean grandes, hagan las cosas con amor y pasión como les
trate de inculcar un día.
Antes de concluir no podía dejar
de lado a mis incondicionales, aquellos que a pesar de las diferencias, de las
distancias, siempre hemos estado allí para apoyarnos y amarnos, mis hermanos, y
mi madrecita, que es la luz que me guía.
Al final te dejo a ti, porque
quizás seas la persona más importante en mi vida y no solo este año, sino
siempre, a ti que te incrustaste en el alma, mi amada de siempre, a ti y a tu
pequeña que sabes es mi adoración y al igual que José, recibió a María y a
Jesús en su vientre, así yo quiero ser, el padre espiritual de tu traviesa, y
apoyarte y ayudarlas hasta que muera.
Por una cultura de vida.
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