Y de pronto no sabía quiénes eran los vivos y quienes eran los muertos, las
criptas blancas se confundían con la palidez
de sus rostros, entre flores y velas la noche caminaba al amanecer,
Halloween a pesar de la misma cantaleta de todos los años de que se celebra una
fiesta extranjera, que el pobre símbolo patrio es olvidado, luego vino todos
los Santos.
Tres días-Diego Robles |
Y mientras voy leyendo los epitafios
e inscripciones me pongo a pensar, acaso quien reposa aquí, mientras caminaba
por el mundo, como se la paso estos días, acaso se disfrazó de algo, por Halloween,
acaso alguna vez intentó imitar a un santo, y el solo se acordaría de los difuntos
en estas fechas.
Mientras vamos por la vida, vamos vivos, o vamos muertos, cual zombis con
la mirada perdida en nuestro dispositivo móvil, sin más interacción que la de
los dedos le pueden dar, será que la vida solo es para disfrutarla, o solo para
para lamentándose.
En mi se mezclan sentimientos e
ideas al ver las flores frescas frente a la tumba, de que sirven ya, acaso
puede percibir su aroma el muerto, y sin embargo es la forma de dar cariño al
que ya no está, quizá sea tarde pero puede ser una de las maneras de hacerlo.
No quiero andar por la vida como un muerto viviente, moviéndome solo por
instinto y pensando en comer placeres y vicios, prefiero ser bueno, de manera
anónima, hacer el bien sin que nadie lo sepa, claro el hacer el bien no es
noticia, noticia es el crimen la maldad, eso si vende.
Desde mi silencio y con el sol quemando mi ideas, me pongo a imaginar mi
propia muerte, mi propia tumba, viendo a quienes se acuerda de mí, de lo que
hice, de lo que deje de hacer, estremezco
y me consuelo porque sé que hoy es un nuevo día para empezar.
Por una cultura de vida.