miércoles, 4 de noviembre de 2015

TRES DÍAS

Y de pronto no sabía quiénes eran los vivos y quienes eran los muertos, las criptas blancas se confundían con la palidez  de sus rostros, entre flores y velas la noche caminaba al amanecer, Halloween a pesar de la misma cantaleta de todos los años de que se celebra una fiesta extranjera, que el pobre símbolo patrio es olvidado, luego vino todos los Santos.

Tres días-Diego Robles

 Y mientras voy leyendo los epitafios e inscripciones me pongo a pensar, acaso quien reposa aquí, mientras caminaba por el mundo, como se la paso estos días, acaso se disfrazó de algo, por Halloween, acaso alguna vez intentó imitar a un santo, y el solo se acordaría de los difuntos en estas fechas.

Mientras vamos por la vida, vamos vivos, o vamos muertos, cual zombis con la mirada perdida en nuestro dispositivo móvil, sin más interacción que la de los dedos le pueden dar, será que la vida solo es para disfrutarla, o solo para para lamentándose.

 En mi se mezclan sentimientos e ideas al ver las flores frescas frente a la tumba, de que sirven ya, acaso puede percibir su aroma el muerto, y sin embargo es la forma de dar cariño al que ya no está, quizá sea tarde pero puede ser una de las maneras de hacerlo. 


Tres días seguidos de varias características, que no son un reflejo de nuestra realidad, un día pagano, un día de santidad, y un día de final del camino, en mi vida cual pesa más, sin duda lo pagano, lo mundano, lo frívolo, aquello que me aleja y se burla de lo sagrado, que se antepones a la bondad anónima, porque todos los santos, será que yo también debe y puedo serlo, pero que va eso es para curas, monjas eso es para gente dormida dicen algunos, lo mío es lo actual, lo tecnológico, lo que me de placer, pero  llega este otro día de la muerte la que a todos nos llega sin excepción, al final de mi vida que tendré más disfraces de lo que no soy, hipocresía para lograr lo que quiero, o estaré desnudo del amor que pude dar y no di, del cariño afecto y dedicación con la cual debí hacer las cosas, la santidad en las cosas ordinarias y comunes, con caídas y levantadas. Al final solo eso llevare lo bueno o malo que hice o deje de hacer.

No quiero andar por la vida como un muerto viviente, moviéndome solo por instinto y pensando en comer placeres y vicios, prefiero ser bueno, de manera anónima, hacer el bien sin que nadie lo sepa, claro el hacer el bien no es noticia, noticia es el crimen la maldad, eso si vende.

Desde mi silencio y con el sol quemando mi ideas, me pongo a imaginar mi propia muerte, mi propia tumba, viendo a quienes se acuerda de mí, de lo que hice, de lo que deje de hacer,  estremezco y me consuelo porque sé que hoy es un nuevo día para empezar.

Por una cultura de vida.

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