Campaña del insulto (foto Diego Robles) |
Pocas veces me he
divertido y me indignado tanto con algo
al mismo tiempo como en esta campaña electoral, es muy simpático sin duda ver
como muchos seguidores de los candidatos, inventan estrategias para llamar la
atención y desacreditar a sus oponentes; se ve mucha creatividad y muestran
verdades de una forma original y divertida. Sin embargo no faltan quienes por
falta de argumentos al defender la tesis de sus candidatos recurren al insulto,
a las malas palabras como forma de hacer campaña atacando o defendiendo sus
posturas políticas.
No me gusta hablar
de la política en este espacio me gusta hablar del arte, de la vida, de la
cultura, del teatro, pero no puedo quedarme indiferente al ver como esta campaña
ha carecido en mucho de propuestas y se
ha centrado en el insulto y en mostrar lo malo que tiene mis contrincantes; por
fortuna no estoy ni a favor, ni en contra de nadie, no soy ni gobiernista ni
anti gobiernista, lo cual me permite mirar las cosas más objetivamente, soy de
los que aun nadie me convence para darle mi voto.
Hasta ahora y
volviendo a mi área no escuchado a ningún candidato tanto nacional como local pronunciarse acerca
del apoyo concreto al arte, al teatro; sin duda los organismos culturales ha
hecho mucho, pero considero que falta algo fundamental; sacar al arte de las
tablas del sitial de cenicienta, de lo último de lo último en cultura, se
cambiar la concepción de que los actores no valemos.
Hay en estas elecciones muchos actores y se
los ha criticado que no sirven para asambleístas, pues no se debería generalizar
pues existimos muchos artistas muy bien preparados, otros quizás no tanto; pero
por allí va el problema al arte de la actuación no se la considera un trabajo,
una labor con la misma categoría de un médico, un abogado un economista, etc.
Pero en fin volviendo
a la campaña electoral la cual más que un circo divertido a ratos parece una
lucha del circo romano, donde se busca despedazar al contrincante, buscando su
puntos débiles; que pena ver y vivir esto, cuando llegara el día en que los
ecuatorianos seamos testigos de una campaña donde tanto candidatos como
seguidores, centren su propaganda en difundir sus ideas sus planes, en lo que
pueden y no pueden hacer, y no en lo malo o corrupto que es o son sus
competidores; parece que el fervor de campaña o ansias de poder, nos vuelve
ciegos para mirar lo bueno de mis oponentes, pero también nos hace ciegos para
no ver los defectos propios y de mis candidatos.
En teatro nos
enseñan que debemos trabajar todos con un solo fin, con un solo objetivo
olvidando las individualidades, y que debemos hacerlo incluso con personas con
las que muchas veces no nos llevamos, o nos caen mal, pero si somos artistas
debemos superar eso y pensar en la meta mayor, la obra.
Creo que en el
fondo todos aspiramos que las futuras elecciones sean de pocos candidatos, y
que la campaña electoral sea de propuestas, con debates de altura, debate de
ideas, de argumentos, no de insultos; y que después no existan vencedores ni
vencidos, más bien que nos unamos todos para sacar adelante el objetivo común,
nuestro país, que después de febrero recuerden los ganadores que ya no son
candidatos de una lista, sino representantes de todos.
Por una cultura de vida
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