miércoles, 11 de abril de 2012

LA IMPROVISACIÓN Y LA VIDA

La improvisación y la vida

Con amor, improvisar usando el contacto con los demás; era una de las tantas frases que nos entrego en una hojita uno de mis maestros de actuación, hace ya varios años, una frase que en su momento no la entendí, luego supe en teatro que significaba para después aplicarla a la vida.

Con amor, hacer teatro, estudiar el libreto, ensayar, actuar, presentarte, recibir los aplausos; todo esto hacerlo con ganas, poniendo todo el corazón, todo tu amor y entrega, solo así podremos decir que somos actores.

En la vida común y corriente pienso que debe ser igual, para ser un buen ser humano, debemos hacer todas las cosas, con ganas, con amor, con entrega, teniendo en mente que la satisfacción del deber cumplido es más valioso que el dinero que podamos obtener.  Por eso considero afortunado aquel que trabaja en lo que le gusta, porque puede disfrutar haciéndolo y además trasmite ese entusiasmo a los demás, pero por desgracia parece que a muchos funcionarios públicos no aman su trabajo, no les gusta lo que hacen parece que estuvieran en su cargo porque les toco, y todos lo hemos comprobado en su mal trato a los usuarios.

A un como actor muchas veces le corresponde asumir y hacer personajes que detesta y que contradicen su propia vida, imagínense ustedes si ese actor o esa actriz no ama la actuación, no ama la cultura, sus representaciones, serán un fracaso, porque su labor reflejara su vida, no asumirá ni aceptara el reto que ese personaje odiado representa, en otras palabras si estoy en un trabajo que detesto y solo estoy allí por un sueldo, pues hagamos que ese amor al dinero sea un estimulo para disfrutar de nuestra labor.

Improvisar, en teatro es buscar la solución más rápida y adecuada a una determinada situación, problema o equivocación; pobre del actor que no sepa improvisar, que se hunda en dilema y no sepa que hacer, simplemente la obra se detiene, se termina; por eso a los aspirantes a actores la improvisación es una de las primeras cosas que se enseñan y que durante toda la vida en el teatro se está practicando.



Pero hay que improvisar usando el contacto con los demás, porque muchas veces caemos, muchas veces la vida, nos pone en circunstancias y situaciones en las que no sabemos qué hacer, en una sociedad perfeccionista en la que nos han vuelto desconfiados, tanto con los demás tanto con nosotros mismos, no somos capaces de perdonar ni perdonarnos un error. Pero la vida es un gran teatro, estamos viendo un eterno drama, representando un personaje impuesto al que muchas veces no lo queremos representar, no queremos esta vida que nos ha tocado; y nos equivocamos, nos olvidamos nuestro papel, nuestro rol, allí es cuando debemos improvisar y hacer que la obra no se detenga, que  la vida no se detenga por la tristeza, la depresión o tantas otras cosas, allí también es cuando ya no podemos improvisar, nuestros compañeros actores, nos dan el pie de nuestro texto, para recordar que sigue.


Y al final, cada quien según su creencia recibirá su aplauso, su cielo o su infierno, o su nada, lo importante es haber aprendido que nuestra vida fue un conjunto de improvisaciones, porque el libreto nunca estuvo escrito, lo fuimos escribiendo día a día.

Por una cultura de vida.

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