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Las apariencias |
A veces las cosas
no son lo que parecen, vivimos un mundo de falsedades y apariencias que
acarrean o traen muchas veces injusticias; quiénes de nosotros no se dejó en algún
momento llevar por la primera impresión, por las apariencias; pero que tan
ciertas son estas, que tan importantes son estas, quien no ha sido víctima de
malas interpretaciones.
Juzgar a los demás
puede ser muy fácil, puede saltar a la vista los defectos, o virtudes, lo malo
o bueno de alguien, y así nos quedamos con esa imagen del otro y lo criticamos,
lo alabamos, lo injuriamos, lo apartamos o lo buscamos, solo por lo que exteriormente proyecta. Son
muy pocos los que se toman el tiempo para acercarse, tratar, intercambiar y
conocer de verdad a ese alguien.
Esto muchas veces
fomenta que todos adoptemos, o finjamos: poses, comportamientos, actitudes y
acciones que no nos corresponden, solo con el fin de “guardar las apariencias”,
pues y así vivimos en un círculo vicioso de engaño.
Creo que lo más
importante es ser uno mismo, y no prestarle atención al que dirán, sin tratar
de agradar a nadie, porque al final si se habrán fijado, hagamos lo que
hagamos, no podemos agradar a todos. Hemos hecho de nuestra vida un gran teatro,
y sin querer, nos volvemos en espectadores y directores de la vida de los
demás, queremos que hagan y se comporten a nuestro gusto y antojo.
Loco, tonto, feo,
pervertido, me han dicho, me han casado y separado varias veces, me han metido
y sacado varias veces de la cárcel, y quien lo ha hecho, personas que se
dejaron llevar por las apariencias, personas que no se tomaron la molestia de
acercarse y conocerme, personas que se dejaron llevar por lo que otros dicen de
mí. Y esto no solo me ha pasado a mí, todos de una forma u otra somos víctimas
de las falsas apariencias.
Por ejemplo se me
viene a la mente la imagen del maestro calificando al alumno, solo por su
apariencia, viéndole la cara como se dice; lo que nos lleva a que cometa
injusticias, a dar lo que no corresponde. También se me viene la imagen del
hombre aquel, que se presenta como un galán, como un respetuoso y
condescendiente caballero, con dinero y mucha labia, dueño de un gran vehículo
o de varias posesiones; pero solo es apariencia, porque una vez que consigue a
la chica, se vuelve un celoso, un posesivo, un grosero machista.
Por eso no nos deben importan las apariencias, por
eso debemos acercarnos y conocer de verdad a las personas antes de juzgarla y
no hacerlo sin elementos, ni criterios, y cuando ya la conozcamos aceptarla tal cual es sin prejuicios.
Por mi parte trato
de ser siempre honesto, de mostrarme como soy, de mirar de frente, de mirar a
los ojos, porque no tengo nada que ocultar, no trato de agradar a nadie sino de
ser yo mismo; pero a veces hasta eso es interpretado mal, creo que lo hago
porque soy loco, pervertido o algo quiero, a ya ellos, cada quien juzga por su
condición: yo sigo tranquilo.
Por una cultura de
vida
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