miércoles, 3 de octubre de 2012

EL DOLOR, ENTRE LA FE Y EL ARTE

El dolor, entre la fe y el dolor
Estos días  y de varias personas he escuchado que dicen que la religión fomenta el dolor, ya que dicen que ordena  que suframos para ser felices, en silencio escucho, y esbozo una sonrisa, bueno en mi limitada opinión, no estoy de acuerdo con ello, más bien en  mi caso particular, he descubierto que seguir una religión o a un Dios, es cuestión de libre voluntad, y que esto para mí no ha sido ni un opio, ni una fábrica de dolores, al contrario me ha hecho una persona libre, y he aprendido que no es que se busca el dolor sino más bien la felicidad, porque diga me usted, quien en su sano juicio va a buscar el dolor así porque si, en cambio todos buscamos la felicidad, algunos la encuentran otros no, y otros nos la pasamos buscando.

Y es que en la vida hay momentos buenos, difíciles, y nos toca asumirlos, de la mejor manejar de acuerdo a nuestras ideologías, yo no creo que  Jesús, Mahoma, Buda en sus enseñanza nos digan o nos ordenen el sufrir y buscar el dolor así, no más, al contrario creo que nos invitan a llevar ese dolor, a no dejarnos vencer por él, a superarlo.

Que se llega  a la santidad por medio del sufrimiento, y del dolor dicen algunos, y podría ser, pero creo que por un camino indirecto, más bien creo que para llegar a ese estado, debemos tomar el camino del amor, y del servicio, y allí es cuando empiezan los sufrimientos, imagínense lo que nos pide amar a nuestros enemigos y perdonarlos, bueno cada quien es libre de aceptar este reto o no.

Mientras tanto, aun no me explico cómo se pretende separar al arte de la fe, al arte de la política, acaso quienes fomentamos el arte, cuando lo hacemos dejamos nuestras creencias e ideologías a un lado, o más bien nuestras obras son en parte una proyección de lo que somos de lo que creemos.

Claro esto se sobreentiende a quienes hacen arte y en el caso concreto mío teatro, hacen en verdad teatro, no solo juegan hacerlo, porque ellos solo buscan una efímera fama o dinero.

Entonces hay que hacerse apolítico, ateo, e incrédulo, para hacer teatro o cine, no lo creo, pero en fin al final solo puedo decir que cuando uno está convencido de lo que ama, de lo que cree o de lo que piensa, no habrán argumentos que logren sacar de nosotros lo que somos y sentimos.

Y aunque me duela y me cause sufrimiento a quienes piensen lo contrario, serán mis mejores amigos y allí estará mi mano cuando la necesiten.

Por una cultura de vida.

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