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Sentir, pensar, decir, hacer (Foto Diego Robles) |
Estos cuatro verbos, más allá de
su significado gramatical, y de su uso lingüístico son utilizados más de lo que
creemos en nuestras vidas, pero por lo que representan ya en la práctica,
poniéndolos en uso; sin embargo muchas veces equivocamos su significado.
A veces ocurre que nosotros
tenemos una idea un pensamiento, esto sería pensar, sin embargo a veces lo
confundimos con el sentir, por ejemplo; - pienso que mi pareja me es infiel-
cuando mas que un pensamiento es un sentimiento; así también cuando uno ama u
odia a alguien ese sentimiento, nos lleva a pensar en tal o cual manera.

Aquí vale preguntarnos qué es lo
que realmente siento, y porque pienso en algo distinto, o porque confundo esto,
así por ejemplo sucede que cuando usted está enfermo, usted siente, mas no
piensa que tiene una enfermedad, a no ser que sea producto de una mentira o de
un engaño en la cual se pretenda hacer creer a los demás algo.
Es por este lado donde la
hipocresía tiene su caldo de cultivo, fingimos, mentimos, aparentamos, decimos
cosas, que no sentimos, ni pensamos.
Como decía debemos cuestionarnos en nuestros actos que tan trasparentes son, tienen una relación entre lo que pienso, lo que siento, digo y hago, o cada uno de estos va por su lado.
Como decía debemos cuestionarnos en nuestros actos que tan trasparentes son, tienen una relación entre lo que pienso, lo que siento, digo y hago, o cada uno de estos va por su lado.
Es como que al momento de
escribir esto, yo esté pensando en que no es cierto, sintiendo miedo de
hacerlo, y al final olvidándome del mismo; creo que la integridad de una
persona depende mucho de la correcta relación de estos 4 aspectos. Porque
nosotros tenemos que ser consecuentes con nuestros actos, con nuestros ideales
y sentimientos.
En política y los políticos es
muy común ver como en su discurso dicen una cosa, amar al pueblo, mientras
están pensando solo en enriquecerse, muchas veces sienten repugnancia de ese
pueblo que dicen amar, y por ello cuando llegan al poder se olvidan de él. Y de
sus ideologías las cambian de acuerdo a las conveniencias.
Otro ejemplo tenemos en los
infieles, ya no sienten nada por su pareja, sus pensamientos están en otra
persona, sus palabras mienten cariño y sus acciones no lo demuestran.
Así que a reflexionar, analizar si estamos
obrando con transparencias, si hablamos lo que pensamos, si es lo que sentimos, o
solamente son artimañas para engañar y fingir ante los demás.
Pues cuando uno de verdad sabe
cuáles son sus sentimientos y pensamientos, su palabra y sus acciones
corresponderán a aquellos sin contradicciones. Puede venir cualquiera y
nosotros no cambaremos de formas de pensar o de sentir.
Por una cultura de vida
Por una cultura de vida
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