miércoles, 19 de septiembre de 2012

SENTIR, PENSAR, DECIR, HACER

Sentir, pensar, decir, hacer (Foto Diego Robles)


Estos cuatro verbos, más allá de su significado gramatical, y de su uso lingüístico son utilizados más de lo que creemos en nuestras vidas, pero por lo que representan ya en la práctica, poniéndolos en uso; sin embargo muchas veces equivocamos su significado.

A veces ocurre que nosotros tenemos una idea un pensamiento, esto sería pensar, sin embargo a veces lo confundimos con el sentir, por ejemplo; - pienso que mi pareja me es infiel- cuando mas que un pensamiento es un sentimiento; así también cuando uno ama u odia a alguien ese sentimiento, nos lleva a pensar en tal o cual manera.



Ahora cuando usamos el decir es decir hablamos, sucede que decimos una cosa, mientras estamos pensando otra y sintiendo otra, para al final terminar haciendo una distinta.

Aquí vale preguntarnos qué es lo que realmente siento, y porque pienso en algo distinto, o porque confundo esto, así por ejemplo sucede que cuando usted está enfermo, usted siente, mas no piensa que tiene una enfermedad, a no ser que sea producto de una mentira o de un engaño en la cual se pretenda hacer creer a los demás algo.

Es por este lado donde la hipocresía tiene su caldo de cultivo, fingimos, mentimos, aparentamos, decimos cosas, que no sentimos, ni pensamos.

Como decía debemos cuestionarnos en nuestros actos que tan trasparentes son, tienen una relación entre lo que pienso, lo que siento, digo y hago, o cada uno de estos va por su lado.

Es como que al momento de escribir esto, yo esté pensando en que no es cierto, sintiendo miedo de hacerlo, y al final olvidándome del mismo; creo que la integridad de una persona depende mucho de la correcta relación de estos 4 aspectos. Porque nosotros tenemos que ser consecuentes con nuestros actos, con nuestros ideales y sentimientos.

En política y los políticos es muy común ver como en su discurso dicen una cosa, amar al pueblo, mientras están pensando solo en enriquecerse, muchas veces sienten repugnancia de ese pueblo que dicen amar, y por ello cuando llegan al poder se olvidan de él. Y de sus ideologías las cambian de acuerdo a las conveniencias.

Otro ejemplo tenemos en los infieles, ya no sienten nada por su pareja, sus pensamientos están en otra persona, sus palabras mienten cariño y sus acciones no lo demuestran.

Así que a reflexionar, analizar si estamos obrando con transparencias, si hablamos lo que pensamos, si es lo que sentimos, o solamente son artimañas para engañar y fingir ante los demás.

Pues cuando uno de verdad sabe cuáles son sus sentimientos y pensamientos, su palabra y sus acciones corresponderán a aquellos sin contradicciones. Puede venir cualquiera y nosotros no cambaremos de formas de pensar o de sentir. 


Por una cultura de vida

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