miércoles, 18 de septiembre de 2013

LA TARDE

Hace ya veinte años cuando confundía la ilusión, y el enamoramiento con el verdadero amor, la mejor forma de desahogar mis desilusiones y tristeza era escribir, para ser sincero aun lo sigo haciendo, más en esta oportunidad voy a rescatar uno de esos escritos de juventud, cuando creía morir, cuando pensaba que la tarde de mi vida había llegado, pero no seguí viviendo, aunque sigo soñando…

 Poco a poco va cayendo la tarde, el viento distante anuncia tormenta; casi como un augurio de la tempestad que ahora mi alma empieza…no sé si es otro triunfo, u otro fracaso, de la mano tristeza y alegría.
La tarde
Los recuerdos, las ilusiones, se presentan ante mis ojos, que aunque lloran no pueden calmar una sed de compañía que me agobia y que anhela mi corazón, como un pretexto para disimular escribo estas líneas tratando de aliviar la soledad que me causo su ausencia.

Espero algún día entenderte, saber cuáles son las cosas que te separan de mí…

Pues ahora no se si tendré las respuestas a tantas inquietudes planteadas. La verdad es que ahora vivo el aquí y el ahora, a veces los seres humanos creemos que el tiempo actual lo es todo nos olvidamos que existe toda una historia tras nuestra miles de años de evolución,  no hemos aprendido nada antes se mataba por tierras, ahora por petróleo, mañana por que será. Aprender del pasado pero no quedarme en él, no volver a cometer los mismos errores de antes. Vivir aquí, en este rincón del planeta tan rico y tan lleno de pobreza, tan lleno de contradicciones.

Ahora en el inicio de la segunda década del siglo veintiuno, aquí estoy soñando, tratando de encontrar paz en un océano de violencia e indiferencia, tratando de salir de mi mismo, y pensar en los demás, olvidarme del yo, y pensar en el otro.

 La tarde es la señal de que el día muere y llega la noche, en nuestras vidas que cosas deben terminar, deben morir, para pasar por el tiempo de la oscuridad de la resignación para emerger en un nuevo amanecer, mejor radiante, llenos de esperanzas, y nuevos porque es un nuevo ahora, ya no el del ayer.

A veces me gusta complicar  las palabras y enredar las letras, por ello ofrezco mis disculpas a quienes se toman el tiempo de  leer mis desvaríos, la mayoría del tiempo no pienso lo que escribo, pero siempre escribo lo que siento, y ustedes ya saben escribir desde el corazón es enredarlo todo.

Deseo escribir  más algo en mí se niega a garabatear palabras que se bien nunca leerás o no las entenderás.

Una tarde de septiembre desde mi autoexilio, desde mi trinchera proletaria, desde mi soledad de poeta y soñador, termino esta tarde esperando llegue con ansias una nueva aurora de vida

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