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Miedo al público |
En estos días un compañero de labores me preguntaba como los actores logramos vencer el pánico escénico, ese temor que se tiene de salir al escenario, y enfrentar la mirada y curiosidad del espectador.
No sé si existirá una receta mágica para lograrlo, algunos dicen que ese
temor nunca se va, que simplemente se supera, otros en cambio sostienen que el
miedo solo está presente antes de salir a escena pero que al saltar al
escenario desaparece.
Personalmente lo he logrado de varias maneras, una es con la concentración,
colocando toda mi atención en lo que pasa dentro del escenario, esto hace que
automáticamente uno se olvide del resto. Stanislavsky decía que con la
concentración es posible levantar esa cuarta pared que divide a los actores del
público.
Otra forma que logro vencer ese temor es disfrutando lo que hago, la cuestión es preguntarse porque ese temor al espectador, acaso por inseguridad, por sentir que no se está preparado o saber que falta algo en la obra, solo en ese caso se justificaría tener miedo, de lo contrario no.
Se comparáramos a cualquier otra profesión es como el abogado que tiene
miedo de seguir un juicio, o el ingeniero de construir un puente, no tiene
razón de ser porque su preparación no le da para tener dudas.
Y es aquí el punto importante que debemos tomar en cuenta, al teatro lo
tomamos como un pasatiempo o como una profesión como cualquier otra, si es un
pasatiempo esta bien el público comprende que son actores aficionados que
simplemente lo hacen por diversión o hobby, por el contrario seria los que lo
hacen por trabajo, debemos distinguir estas categorías, mientras los primeros
tienen una preparación básica y se desenvuelve en ambientes escolares,
estudiantiles o juveniles; los segundos deben tener una ardua preparación no
solo en actuación sino en muchos otros
aspectos.
El problema surge cuando muchos aficionados después de tener ciertos
“éxitos” de taquilla o de asistencia a sus espectáculos, ya se consideran
expertos, profesionales, sería como el estudiante de medicina que colabora y
asiste a múltiples operaciones, no por ello se convierte en cirujano, lo hará
cuando se prepare y estudie para ello.
En fin creo que el miedo al público desaparece con la confianza en sí mismo
la cual se consigue con experiencia y una larga preparación, sin confundir esa
confianza con egos que hacen que muchos aficionados se sientan “estrellas” o
divos” del teatro, cuando recién están dando los primeros pasos.
Al árbol se conoce por sus frutos, no por el tiempo en que han estado en
flor.
Por una cultura de vida.
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