miércoles, 13 de noviembre de 2013

MIEDO AL PÚBLICO

Miedo al público

En estos días un compañero de labores me preguntaba como los actores logramos vencer el pánico escénico, ese temor que se tiene de salir al escenario, y enfrentar la mirada y curiosidad del espectador. 


No sé si existirá una receta mágica para lograrlo, algunos dicen que ese temor nunca se va, que simplemente se supera, otros en cambio sostienen que el miedo solo está presente antes de salir a escena pero que al saltar al escenario desaparece.


Personalmente lo he logrado de varias maneras, una es con la concentración, colocando toda mi atención en lo que pasa dentro del escenario, esto hace que automáticamente uno se olvide del resto. Stanislavsky decía que con la concentración es posible levantar esa cuarta pared que divide a los actores del público.






Otra forma que logro vencer ese temor es disfrutando  lo que hago, la cuestión es preguntarse porque ese temor al espectador, acaso por inseguridad, por sentir que no se está preparado o saber que falta algo en la obra, solo en ese caso se justificaría tener miedo, de lo contrario no.

Se comparáramos a cualquier otra profesión es como el abogado que tiene miedo de seguir un juicio, o el ingeniero de construir un puente, no tiene razón de ser porque su preparación no le da para tener dudas.

Y es aquí el punto importante que debemos tomar en cuenta, al teatro lo tomamos como un pasatiempo o como una profesión como cualquier otra, si es un pasatiempo esta bien el público comprende que son actores aficionados que simplemente lo hacen por diversión o hobby, por el contrario seria los que lo hacen por trabajo, debemos distinguir estas categorías, mientras los primeros tienen una preparación básica y se desenvuelve en ambientes escolares, estudiantiles o juveniles; los segundos deben tener una ardua preparación no solo en actuación sino en  muchos otros aspectos.
El problema surge cuando muchos aficionados después de tener ciertos “éxitos” de taquilla o de asistencia a sus espectáculos, ya se consideran expertos, profesionales, sería como el estudiante de medicina que colabora y asiste a múltiples operaciones, no por ello se convierte en cirujano, lo hará cuando se prepare y estudie para ello.


En fin creo que el miedo al público desaparece con la confianza en sí mismo la cual se consigue con experiencia y una larga preparación, sin confundir esa confianza con egos que hacen que muchos aficionados se sientan “estrellas” o divos” del teatro, cuando recién están dando los  primeros pasos.

Al árbol se conoce por sus frutos, no por el tiempo en que han estado en flor.


Por una cultura de vida.

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