Hace poco salió a debate nacional
la censura que se les quiere imponer a ciertos programas humorísticos de la
televisión ecuatoriana, a su calidad y a sus mensajes, que según algunos
denunciantes fomentan la discriminación y atenta contra algunos grupos
poblacionales.
Para poder analizar esta
problemática hagámoslo desde varios aspectos, el primero es la de los medios de
comunicación. La función de estos es la de informar, entretener y orientar o
formar; por lo tanto conservar el perfecto equilibrio entre estos seria lo óptimo.
Más allá de la censura |
La televisión ecuatoriana, parece a ratos solo haberse enfocado en la información, pero sobre todo en el entretenimiento, salvo el caso de algunas excepciones casi ninguno de los medios televisivos se acuerda de formar, de educar.
Y la cuestión es simple, el
entrenamiento vende, proporciona réditos; lo educativo o cultural no, estos
tipos de programas que ahora están en la mira, cumplen estos aspectos la
respuesta la conocemos todos –No-
Por su parte la actuación, el teatro por ejemplo es un espectáculo que permite influir en los demás, en la sociedad, si esa influencia es buena o mala, es responsabilidad de sus gestores, principalmente de quien está a la cabeza. Hacer reír, puede resultar muy fácil cuando se aprovecha el gusto morboso del público, cuando se recurre a la vulgaridad y a un mal llamada doble sentido, donde la sexualidad está a la orden del día; se busca la risa fácil en base a estereotipos ya pasados de moda y que atenta contra varios grupos sociales.
En esta parte es necesario aclarar que los programas cuestionados tienen sus propias características y que no podemos meterlos en un mismo saco a los tres en cuestión, cada uno tiene sus propias particularidades y estilos, y no sería justo cortarlos con la misma tijera. Sin embargo todos tienen factores en común, uno de ellos es haber creado pequeños monopolios de actores y actrices, donde los espectáculos giran alrededor del ego de una o dos personas, a veces como actor me pregunto ¿qué tiene ellos que no tenga yo?, ¿porque ellos si están en televisión y yo no?, y sé que no es por falta de talento, muchas veces me pongo a reflexionar, que para mal o bien estos individuos son el referente de los actores ecuatorianos en otros países y ¿es esa la característica del actor ecuatoriano?, pues no, he conocido actores de cálida, tanto humana como artística, sin necesidad de haber salido en uno de estos programas.
La cuestión es que estos programas crearon un precedente, cuando algún otro actor o grupo quiere plantear un nuevo programa de dramatizados en la televisión ecuatoriana, los dueños de los medios toman como referencia a estos programas, para dar la apertura.
Espero que la nueva ley de comunicación se cumpla en lo que respecta a la creación de programación nacional ojala la actuación y los dramatizados tenga mucha participación, pero que se lo haga con personas preparadas y no solo con caras bonitas o influencias en las productoras.
Estoy seguro que en nuestro país existe mucha creatividad, y que en el futuro veremos programas que no solo busquen distraer al público, alienarlo por un rato y hacer que se olvide de su realidad, cercano está el tiempo en el cual también se busque dejar una enseñanza, un mensaje que cale en las conciencias de los espectadores.
Por una cultura de vida
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