Redes que desunen |
Siempre he creído que uno de los
males de la humanidad, es la falta de tolerancia, el pretender que los demás
piensen como uno, que se comporten como yo quiero. No hemos aprendido a
reconocer que el otro tiene su propia historia, sus propias vivencias y conocimientos
que lo hacen una persona distinta, y que se puede coincidir en mucho pero no
totalmente; esta falta de tolerancia a provocado muchas discrepancias, y odios
muchas veces absurdos, por ejemplo somos capaces de insultar, ofender y hasta
herir a otra persona solo porque le gusta o es hincha de otro equipo de fútbol,
solo porque tiene otra ideología política ya lo tildamos de ladrón , corrupto y
muchísimos más insultos, no se diga en nombre de la religión, se insulta, se
calumnia, se ofende y lo contradictorio de todo es que la gran mayoría de
religiones propone el amor como eje de sus enseñanzas.
Los tiempos cambian, hacen que las personas también se adapten a los estilos de vida, y estamos en la época de las redes sociales, el nuevo campo de batalla y de odios, con razón y sin razón, donde es curioso encontrar muchas cosas, ocurrencias, frase celebres, ocurrencias, o cosas triviales como que alguien se cortó el cabello o se le rompió una uña.
Si bien las redes sociales nos
han permitido conectarnos con cualquier parte del mundo y conocer o
rencontramos con amistades o familiares muy lejanos, también han trastocado las
relaciones personales del individuo, muchos prefieren mantener una charla
virtual a tomarse un cafecito en compañía de un amigo o de alguien que viva en
nuestra casa.
Es en este campo donde muchas personas han
declarado la guerra a quienes se atreven a pensar distinto a ellos, notándose
que a muchos ante la falta de argumentos para sostener una postura recurren a
miles de epítetos e insultos para tildar
y descalificar al contendor; ante la falta de fundamentos se cae en la
ofensa gratuita, en el ataque injustificado y sin razón, en la calumnia y el
desprestigio.

Porque se arma estas polémicas, por temas o aspectos
de la vida, algunos triviales, como la afición a uno u otro equipo deportivo;
como si con todo lo que escriben y se atacan, el equipo ganára el campeonato.
Quizá influya un poco cuando la rivalidad es política, y la deshonra y
desprestigio del otro es más importante que las propias propuestas, que la
propia ideología.
Pero lo más sorprendente es en el
aspecto religioso, o espiritual, donde los no creyentes, les fascina atacar
algo que no creen que exista, donde andan tan preocupados de ver qué pasa en
una iglesia que ni conocen, son quienes más visitan las paginas religiosas,
demasiado preocupados para no ser creyentes diría yo.
Y la tolerancia, acaso por llenar
la página de lo que no me gusta o no creo con improperios se va a conseguir que
los creyentes ya no crean, o que cambien de equipo favorito, como poder hablar
u opinar de algo si desconozco y hasta aborrezco el tema, muchas veces se cree
que se hace un bien al denunciar y mostrar las flaquezas de los demás, estamos
tan preocupados de lo mal que hacen los otros, de criticar todo lo que hacen, y
será que así se trata de calmar la propia conciencia que reprocha nuestra
indiferencia; es fácil criticar a alguien que dio un pez a un pobre, decimos
-para que lo mejor seria es que le enseñe a pescar-, y está allí llega nuestra gran contribución, en fin no es problema
nuestro, solo nos quedamos en palabras, nada más hacemos por aquel hambriento.
Por una cultura de vida
diferosil@yahoo.es
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