Se abre el telón y aparece un hombre por sus vestimentas parece
que es un mendigo, u pobre diablo, sonríe en medio del escenario, llama la
atención verlo más no causa más que lastima en algunos y ternura en otros, se
cierra el telón, después de un momento se vuelve abrir, ahora aparece el mismo
hombre vestido a la moda, con una gran sonrisa que cautiva al público, se
cierra el telón para abrirse nuevamente frente al mismo que ahora luce la misma
sonrisa pero ahora está completamente
desnudo, lo cual escandaliza a más de uno
de los espectadores.
¿Cómo se llama esta obra? , pues
se llama vida, la suya y la mía, el escenario es la sociedad donde nosotros
representamos diferentes estilos de vida, donde fingimos lo que no somos, donde
los que están alrededor nuestro son el público que benevolente mira con
hipócrita indiferencia nuestro actuar, y se emocionan y nos aplauden siempre y
cuando hagamos lo que ellos quieren, o lo que hacen todos cuando estamos
metidos en la onda de la moda y la popularidad.
Que hace a una persona, sus
ropas, lo que lleva puesto, acaso desnudo ya no es el mismo, acaso al natural
lo hace malo, perverso, vivimos una sociedad llena de hipocresías, donde fingimos
que nos escandaliza el desnudo, el sexo y muchas otras cuestiones que dentro en
nuestros escenarios privados los hacemos a diario, pero claro yo sí puedo
hacerlo los demás no, y mientras los
demás no se enteren de lo que hago está bien, porque así puedo seguir mostrando
la cara de buenito de puritano, de que estoy en contra de eso que a escondidas también
hago,
Es muy fácil juzgar a los demás,
decirles borrachos, mujeriegos, chica fácil o P… a una mujer, mas cuántas veces
nosotros también no nos hemos prostituido, nos hemos vendido, cambiamos de
posición política y de ideología solo por tener un trabajo solo por
conveniencia, unos hipócritas eso es lo que somos.
Por lo menos en el teatro los actores que
representan los diferentes roles y personajes lo hacen con un buen fin, el
llevar un entretenimiento ayudar a difundir la cultura, o bien hacerse famosos,
pues en nuestra vida parece que solo nos quedamos en eso en ser reconocidos,
mostrarnos como lo mejor, como pioneros y adelantados a nuestro tiempo.
Hipócritas nosotros que actuamos de acuerdo a las conveniencias que nos
aprendemos un guion para fingir y sacar solo tajada para nosotros mismos.
Quiero aprender teatro, quiero aprender a
actuar para dejar de ser yo mismo, para poder expresar lo que llevo dentro mío,
y este mundo me reprime, quiero ser artistas, pensar y sentir como artista, no
quiero fama, ni fortuna, eso se acaba y es pasajero. Y por eso como me acostado
llegar a donde estoy, aprender y experimentar todo lo que he podido acumular
estos años, es que deliro cuando veo que a mi arte también lo quieren
prostituir quieren que el teatro de la vida sea igual al del escenario, quieren
que los mismos vicios, oportunismos e
hipocresías se filtren por los telones.
Hacer teatro señores hoy en día más
que nunca es un compromiso social, que debe estar más allá de nuestros
apasionamientos y posiciones políticas, que nadie en el poder se atreve a
decirme que obras hacer, que puedo presentar o no, quizá porque temen que el
teatro muestre la verdad y los desenmascaré es que muchas veces se quiere
comprar ese silencio que la magia de un escenario puede trasmitir a los
espectadores.
Mi última obra no será de teatro, será de
cine, y en ella mostrare mi disconformidad, mi rebeldía contra esta hipocresía
que vivimos, y sin duda me dirán de todo
y a mis actores, pero si hablan y dicen algo estoy seguro es porque se
sintieron identificados, por algo será’
Por una cultura de
vida.
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