miércoles, 21 de enero de 2015

LA HIPOCRESÍA DE LA VIDA




Se abre el telón y  aparece un hombre por sus vestimentas parece que es un mendigo, u pobre diablo, sonríe en medio del escenario, llama la atención verlo más no causa más que lastima en algunos y ternura en otros, se cierra el telón, después de un momento se vuelve abrir, ahora aparece el mismo hombre vestido a la moda, con una gran sonrisa que cautiva al público, se cierra el telón para abrirse nuevamente frente al mismo que ahora luce la misma sonrisa pero ahora está  completamente desnudo, lo cual escandaliza a más de uno  de los espectadores.

¿Cómo se llama esta obra? , pues se llama vida, la suya y la mía, el escenario es la sociedad donde nosotros representamos diferentes estilos de vida, donde fingimos lo que no somos, donde los que están alrededor nuestro son el público que benevolente mira con hipócrita indiferencia nuestro actuar, y se emocionan y nos aplauden siempre y cuando hagamos lo que ellos quieren, o lo que hacen todos cuando estamos metidos en la onda de la moda y la popularidad.


Que hace a una persona, sus ropas, lo que lleva puesto, acaso desnudo ya no es el mismo, acaso al natural lo hace malo, perverso, vivimos una sociedad llena de hipocresías, donde fingimos que nos escandaliza el desnudo, el sexo y muchas otras cuestiones que dentro en nuestros escenarios privados los hacemos a diario, pero claro yo sí puedo hacerlo los demás  no, y mientras los demás no se enteren de lo que hago está bien, porque así puedo seguir mostrando la cara de buenito de puritano, de que estoy en contra de eso que a escondidas también hago,

Es muy fácil juzgar a los demás, decirles borrachos, mujeriegos, chica fácil o P… a una mujer, mas cuántas veces nosotros también no nos hemos prostituido, nos hemos vendido, cambiamos de posición política y de ideología solo por tener un trabajo solo por conveniencia, unos hipócritas eso es lo que somos.

Por lo menos en el teatro los actores que representan los diferentes roles y personajes lo hacen con un buen fin, el llevar un entretenimiento ayudar a difundir la cultura, o bien hacerse famosos, pues en nuestra vida parece que solo nos quedamos en eso en ser reconocidos, mostrarnos como lo mejor, como pioneros y adelantados a nuestro tiempo. Hipócritas nosotros que actuamos de acuerdo a las conveniencias que nos aprendemos un guion para fingir y sacar solo tajada para nosotros mismos.

Quiero aprender teatro, quiero aprender a actuar para dejar de ser yo mismo, para poder expresar lo que llevo dentro mío, y este mundo me reprime, quiero ser artistas, pensar y sentir como artista, no quiero fama, ni fortuna, eso se acaba y es pasajero. Y por eso como me acostado llegar a donde estoy, aprender y experimentar todo lo que he podido acumular estos años, es que deliro cuando veo que a mi arte también lo quieren prostituir quieren que el teatro de la vida sea igual al del escenario, quieren que los mismos vicios, oportunismos  e hipocresías se filtren por los telones.

Hacer teatro señores hoy en día más que nunca es un compromiso social, que debe estar más allá de nuestros apasionamientos y posiciones políticas, que nadie en el poder se atreve a decirme que obras hacer, que puedo presentar o no, quizá porque temen que el teatro muestre la verdad y los desenmascaré es que muchas veces se quiere comprar ese silencio que la magia de un escenario puede trasmitir a los espectadores.

 Mi última obra no será de teatro, será de cine, y en ella mostrare mi disconformidad, mi rebeldía contra esta hipocresía que vivimos, y sin duda me dirán de todo  y a mis actores, pero si hablan y dicen algo estoy seguro es porque se sintieron identificados, por algo será’

 Por una cultura de vida.

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