Algunos amigos o conocidos me han
preguntado qué opino acerca de la última obra teatral musical que se presentó
en la ciudad, la respuesta es sencilla, no pudo dar mi criterio sobre algo que
no he visto, a lo cual no asistí. Por eso en lugar de hablar de cómo estuvo el
“Cura el sin cabeza”, prefiero tratar sobre aspectos e incidencias que pudo y
tuvo este espectáculo.
Ya que al teatro se lo pude
analizar no solo por el lado artístico, pues últimamente estoy estudiando al teatro
como fenómeno social con sus incidencias en la sociedad.
De lo que conozco, es que la obra
se empezó a trabajar desde febrero, lo que implica para sus actores un trabajo
de cerca de 4 meses, algo que de por sí ya habla bien del trabajo, al teatro no
se lo improvisa ni se lo hace de un rato al otro, por las fotos de las redes
sociales vi que estaban involucrados
algunos conocidos y amigos artistas, porque conozco a Santiago Carpio, el
director, a José Gómez a la guapa y talentosa Alexandra Ramírez, a Osman
Briceño, lo que ya de por si demuestra que hubo mucho talento de por medio.
El teatro es el reflejo e
incentivador de la sociedad, y mucho depende
de su calidad y mensaje para mejorar o dañar la cultura de la sociedad. Las
redes sociales sin dudas ayudan mucho y se creó una gran expectativa respecto a
ella, la cuestión es entonces si la obra cumplió artísticamente con las
expectativas que se tenía respecto a ella.
Cosa que no lo digo de forma
gratuita, lamentablemente en la ciudad, personas inescrupulosas que solo vieron
en el teatro una forma de ganar unos cuantos centavos causaron mucho daño, con
obras a las cuales se le creo igual o mayor expectativa que al Cura sin cabeza;
, pero que resultaron un fraude un engaño, el trabajo actoral y de producción
fue fatal, solo triunfaron con el marketing haciendo creer que era lo mejor que
se ha visto, esta situación a quienes trabajan en serio por el arte de las
tablas perjudico porque ni el público que lleno los teatros volvió, ni las
empresas que apoyaron ya no quisieron hacerlo. En este caso no creo pase lo
mismo porque se conoce la cálida de personal y artística de Santiago que estuvo
al frente del proyecto.
Alguien me comentaba – dicen que
la obra fue un éxito, y yo me pregunte con respecto a qué y quien lo dice, porque
estuvo lleno el teatro los días de la función; el asunto está que si solo vemos la concurrencia
masiva del público, o la gran entrada de dinero haremos un análisis muy pobre,
yo considero que ese éxito se lo vera con el tiempo en el sentido en cómo esta
obra al igual que otras influyen en el desarrollo de la cultura teatral.
Desgraciadamente vivimos en una
sociedad donde se vive la cultura de la novedad, vamos a lo que es novedoso o
llama la atención, no existe una verdadera cultura teatral, para poder
calificar si una obra estuvo buena o no. Espero que en este caso no haya sido
por eso, y si fue por eso, espero que la los asistentes hayan aprendido a
valorar más el trabajo de los actores y actrices que no es nada fácil.
El impacto de una obra se podría
medir en que ese público vuelva al teatro, o asista al mismo, no movidos por la
novelería, no por el márketing, no porque el sobrino o el ahijado participa
allí, sino hacerlo por el gusto de disfrutar el show independiente de quien lo
presente y saber reconocer el trabajo realizado aunque no se le haga
publicidad, o por el contrario saber criticar cuando se es víctima de la
publicidad.
Pero sobre todo que el mensaje
llegue, penetre en las conciencias cambie nuestras actitudes, porque para
distracciones vacías y huevas ya tenemos demás con la televisión.
Por una cultura de vida
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