miércoles, 14 de diciembre de 2011

LA ARROGANCIA

Si usted amigo, o amiga se encontrara  con un médico que pudiendo curar a alguien y no lo hace por que el paciente no tiene con qué pagar, qué pensaría de ese profesional, o un abogado, o cualquier profesional de cualquier rama se niega y considera no trabajar por los pobres, por las clases bajas ¿qué pensaría usted?

La arrogancia

Y qué pensaría usted de un profesional que si le importan los demás,  y que algunas veces ofrece su trabajo en forma gratuita y voluntaria sin mirar la clase social.

Imagínese ahora usted ahora al primer caso al que no sirve sino le pagan, criticando, burlándose, calumniando, hablando y catalogando como que no sirve el trabajo del segundo del que lo hace aunque no haya un pago, sin duda pues pensara que se ha encontrado con un arrogante.

Y de este tipo de personas encontramos a diario, seres cuyo ego se les sale por los poros y el teatro y la actuación no está libre de ellos, así pues en mi vida artística encontrado a este tipo de arrogantes, que son quienes fomentan las élites culturales, son aquellos que creen que la cultura y el arte solo son  para un grupo selecto de personas que tenga dinero para pagar por sus obras.

Es obvio que uno debe valorar su labor y debe ponerle un valor y que uno como artista no puede andar regalando su trabajo, pero tampoco podemos olvidar que el artista es un ser social comprometido con su sociedad. 

Pero de allí asegurar que porque se presenta una obra teatral en la plaza, en el mercado, en la calle o en un barrio marginal, hace que ese trabajo no valga, que ese grupo no sirva es una gran estupidez, tan grande como creer que el teatro solo fue echo para ser presentado en un local cerrado y para “un público selecto”.

Me enorgullezco de ser un artista popular, de con mi grupo haber podido llegar a lugares recónditos y apartados, donde las manifestaciones artísticas nunca llegan, y divertir, entretener y orientar con nuestras obras, aunque el pago sea solo un cafecito caliente, pero que mejor pago que saber que estas fomentando  con tu arte, la cultura en tu país, en tu ciudad, quizás quien diga lo contrario es porque es foráneo y no valora esta tierra.

Un día tuve que escoger o ser artista o ser comerciante del arte, y escogí la primera opción al acordarme del gran maestro del teatro Stanislavki quien una vez dijo “hay que eliminar de las tablas a aquellos que solo  pretendan buscar fama y fortuna”.

Desde mi rincón, desde mi teatro social, desde mi universidad que aunque no sea católica me ha enseñado a preocuparme por los demás y no solo buscar el maldito dinero, que al fin de cuentas solo nos corrompe el alma, seguiré trabajando en este arte y no por un sueldo o por romper taquilla  o sentirme superior a los demás, sin importarme lo que digan de mi  los arrogantes del teatro,  sino más bien  porque el teatro es mi vida, mi forma de decir: gracias Dios por darme este talento,  lo pongo a tu servicio, al servicio de tus hijos, ya tu sabrás pagarme….

Por una cultura de vida

No hay comentarios:

Publicar un comentario