miércoles, 28 de diciembre de 2011

EL MOMENTO ADECUADO

Otra navidad que paso y otro año que se nos va, y así cuanto tiempo seguiremos, así en este mundo tan complicado, lleno de injusticias y de desigualdades y que hacemos por cambiarlo, seguimos esperando el cambio de arriba, del cielo o de nuestros gobernantes, pero no hacemos nada y la cosa seguirá igual y peor cada día. 


El momento adecuado

Ya tranquilizamos nuestra conciencia, dado un regalo a un pobre o un dulce a un niño por navidad y creemos que eso es suficiente, ya estamos hoy prestos para hacer o recibir una broma por inocentes, como que si el hecho de tener inocencia nos hiciera más tontos o retrasados, pero así somos los ecuatorianos , celebramos con bromas la matanza de miles de niños, y no solo los muertos a manos de rey Herodes, sino de los que mueren victimas del maltrato, del abandono, de la violencia y no solo de sus padres, sino en manos de todos, quienes con nuestra indiferencia matamos más que el impío rey judío, Herodes modernos, que nos dejamos seducir por la danza del poder y del dinero y que con nuestro egoísmo matamos la inocencia de muchos.


Es hora de poner un alto en nuestras vidas, evaluar lo bueno y malo que hicimos, y lo bueno que dejamos de hacer; es el momento de hacer que el milagro de la navidad no muera la noche del 25 de diciembre.

Para muchos este fue su último año, para otros puede ser su última navidad, su última inocentada, por eso desde mí humilde posición propongo que  seamos mejores cada día, que olvidemos, las ofensas y cosas que no nos permiten ser verdaderos seres humanos; propongo no olvidar que estamos hechos para el heroísmo, y que recordemos siempre que tenemos la fuerza y voluntad para cambiar el mundo si cambiamos primero nosotros.

El momento adecuado

Que la alegría no la encontremos solo en una inocentada, que la encontremos al dar una sonrisa sincera a quien  nos ha ofendido al practicar el perdón; que nos sintamos felices de devolver  un bien a quien nos a echo un mal, y que el inicio del nuevo año,  sea un pretexto para proyectarnos y lograr un mejor porvenir, para nosotros, para los nuestros, y para la sociedad, y que no solo nos quedemos en el abrazo y los buenos deseos, sino que se traduzca en acciones y actitudes que nos permitan ser mejores.

Por una cultura de vida

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