El actor antes de cada función debe MAQUILLAR no solo su cara sino también
su ESPÍRITU. El ser humano no debe solo alimentar su cuerpo
sino también su espíritu. Como entender esto en una sociedad donde lo más
importante es lo exterior lo superficial.
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| Solo apariencias |
La primera forma refiere sobre todo a una muy buena preparación física y
corporal, en la otra manera en cambio no se debe pensar se debe sentir. Sin
embargo de ser distintas y opuestas en ambas formas de actuación el actor debe
poner todo de si sus ganas su conocimiento su fe, su preparación su espíritu.
En nuestra vida diaria ocurre que muchas veces desarrollamos la habilidad
de mentir, de engañar de no sentir lo que decimos y hacemos, solo apariencia fingimos
amor, cariño, interés por alguien pero una vez que conseguimos el favor de ese
alguien, chau ni lo conozco.
Solo maquillamos nuestra cara para aparecer simpáticos agradables
amigables, profesionales en cualquier campo o área; en teatro suele suceder que
los actores novatos o los grupos de aficionados se preocupan más de la
escenografía, del vestuario de ponerlo lindo al escenario, pero al ver la
actuación esta es muy mala.
En el teatro de la vida también nos gusta arreglar nuestras vidas solo de
escenografía, solo de adornos inútiles que solo sirven para cubrir o tapar
nuestra mediocridad nuestra falta de amor o de talento.
Antes de salir al escenario es necesario el maquillaje completo del cuerpo
y del alma, en nuestra vida igual fomentemos y busquemos las riquezas
materiales pero no nos olvidemos de lo espiritual, y aquí la cuestión va más allá
del ámbito religioso, me refiero a esa esencia que no es corporal y que nos
hace superiores a los animales.
En épocas de elecciones que ya se acercan ustedes verán como los candidatos
se maquillan de salvadores, para
sentirse ellos mismo como los predestinados a salvar la ciudad al país, pero al
final puro maquillaje que con agua se
lava, el maquillaje del espíritu no se lava tan fácilmente, recuerdo mi frase
favorita de la biblia al árbol se lo conoce por sus frutos.
Nosotros damos frutos verdaderos o solo de utilería, desechable que no sirve,
en cada uno de nosotros está en ser
auténticos en descartar de nuestra vida las apariencias, al final podemos
engañar a los demás, menos a nosotros mismos.
Por una cultura de vida.
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