miércoles, 19 de diciembre de 2012

VIVIR EL DÍA A DÍA

Vivir día a día-Diego Robles
Cuando uno ama y practica el teatro espera con ansia la llegada de un nuevo día, el inicio de un nuevo ensayo ya que este permite mejorar, corregir, afinar, en fin dejar a punto la obra a presentar, y cuando por fin llega ese momento grandioso, los nervios atacan pero sabes controlarlos, porque te has preparado consciente mente para ello, allí es cuando la satisfacción del deber cumplido surge a borbotones  y sabes que todo el esfuerzo valió la pena.

En el gran teatro de la vida sucede lo contrario, pasamos lamentándonos, quejándonos de ir a trabajar o estudiar, no aceptamos nuestros errores y los seguimos repitiendo a diario, quizá porque creemos tener el tiempo necesario para hacerlo, nadie sabe el día ni la hora en que caerá el telón de la muerte en la existencia.

Será por ello que a lo largo de la historia han surgido, profetas y profecías que hablan del fin del mundo o de cambio de mentalidad, personalmente creo que no hay que asustarse por aquello, cuando uno vive el día a día y va aprendiendo, mejorando y corrigiendo en cada momento, no importa si llega el final o  la transformación, porque a diario me he venido preparando para ello igual que en los ensayos de teatro.

Mucho se especula si es cierto o no lo de las profecías mayas, si pasara algo o no este viernes 21 de diciembre, solo sé que en la vida cualquier cosa es un buen pretexto para mejorar y ser mejor, cuando uno quiere y es buena persona, de lo contrario lo usa como pretexto para dar rienda suelta a sus más bajos instintos; en todo caso de cada uno de nosotros depende que opción toma, el camino del bien o del mal.

Por ello más allá de una fecha, de una profecía,  debemos continuar cada día como si fuera  nuestro último ensayo, la víspera de nuestra presentación, dejando a punto todo para ese día grandioso, amando y compartiendo con todos lo bueno que tenemos. Y si el mundo se acaba o se transforma no importara tanto porque me sorprendió haciendo lo que amo, y haciéndolo al máximo. Y si no se termina la existencia, sea la excusa para empezar el cambio de mentalidad, y de pensamiento, si una sola persona cambia y mejora, ya habrá cambiado y se habrá trasformado el mundo.

Desde mi rincón, lleno de palabras y pensamientos, empiezo a recordar y añorar todo lo vivido y no puedo más que dar gracias a Dios por todo lo vivido, e igual que después de una presentación, me queda la satisfacción y el gusto del deber cumplido.

Por una cultura de vida.

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