Los tiempos,
las sociedades, las personas todo cambian con el trascurrir de los años, ya
nada es como antes, si es mejor o peor no lo sé, sin embargo me detengo a
pensar en cómo cada vez nos vamos acostumbrando a la violencia, a la crueldad a
la brutalidad, y más que acostumbrando nos vamos sintiendo impotentes ante la
escalada de violencia que cada vez crece más.
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Campaña de la muerte-Diego Robles |
Justo hace
unas semanas en este mismo espacio escribía, como la actual campaña electoral
tiene dos caras una de ocurrencias y creatividad que llega incluso a ser
divertida por el ingenio utilizado y otra la del insulto y ofensa; considerando
que
vamos perdiendo la tolerancia ante
los demás, y sin querer vemos como enemigos mortales a quienes piensan distinto de nosotros, lo
correcto sería debatir las ideas con argumentos, abriendo los ojos, sin
cerrarlos a los apasionamientos ni al odio.
Esta semana
con sorpresa de muchos se pudo ver y conocer como la campaña electoral que vive
nuestro país fue manchada con el ataque y muerte de dos personas en una
concentración proselitista en Quininde; y más allá de tratar de conocer los motivos que tuvo el autor de tan cobarde
acto, debemos pensar y reflexionar sobre
nosotros mismos, cada uno sobre la vida que lleva o aparenta llevar, como nos
dejamos atrapar por el apasionamiento político, cultural, religioso o
deportivo, y como muchos en un momento de locura llegamos a convertirnos como el sujeto del ataque de
Quininde.
Quizás no ataquemos con un cuchillo a los demás, pero si lo hacemos
con palabras, insultos y sobre todo con nuestras actitudes. Este hecho no
puede dejarnos indiferentes ni pasivos, pero tampoco nos debe llevar a
responder con más violencia y odio, debemos buscar espacios de intercambio de
ideas y de posiciones que en lugar de distanciarnos deberían complementarnos,
al fin y al cabo gana quien gane se convertirán en los gobernantes de todos y
no solo de unos pocos, aunque la experiencia así lo indique, pero no debemos
perder la fe.
No sé si a
ustedes les pase pero ahora siento más la inseguridad, el hecho de ver el vídeo del ataque en Quininde me dejo inquieto al sentir que ya no se puede estar
tranquilo en ningún sitio ni aunque
estés rodeado de cientos de personas, siempre puede haber un loco por allí que
te haga daño.
Y por último
desde mi trinchera aspiro que la muerte de esta dos personas, no sea utilizado ni para ganar votos, ni para quitar votos a
nadie.
Por una
cultura de vida
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