Ahora que ya
pasaron los comicios de elección de autoridades seccionales, cuando se hubiera creído que vuelve la paz y
la tranquilidad, después de un mes y medio de dime y diretes entre candidatos,
después de promesas y críticas, quedan vencedores y vencidos, quienes no se
niegan al parecer aceptar los
resultados, y no hablo de impugnaciones ni nada por el estilo.
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Entre vencedores y vencidos |
Las redes sociales
ahora son parte fundamental de la vida de los seres humanos, y estas sirven
ahora para continuar con los enfrentamientos entre quienes ganaron y quienes
perdieron las elecciones. Se dicen de todo.
Pero analicemos
quienes son los ganadores, aquellos que obtuvieron un mayor porcentaje de votos,
40%, en unos casos más o menos, y con ello son ganadores pero que pasa con el
otro 60% que no votaron por ellos, la cuestión es que muy pronto se convertirán
en los alcaldes o prefectos de toda la población, tienen que dejar a un lado su
posición política pues ya no son el alcalde e tal o cuál movimiento político,
sino de un cantón, decirlo es fácil hacerlo ya más difícil, porque como siempre
cuando asuman el poder llevaran consigo a su grupito, y allí es donde tienen
que tomar precauciones de no poner en cargos o funciones delicadas, a
incompetentes, solo por el compadrazgo electoral y peor familiar.
Los vencidos en
cambio por todos lados escucho, están pendientes por mirar fijarse y hacerle la
vida amarga al candidato ganador que próximamente asumirá su mandato, calma
amigos vencidos, denle la oportunidad de servir, de demostrar que es capaz,
déjenlo intentar por lo menos, ni aun se posiciona y ya están armando las
estrategias de oposición, muchas veces sorda y ciega.
Por eso prefiero
los conflictos del teatro, allí nada pierde, nadie gana, solo gana el
espectáculo, es decir el público, porque cada actor hace lo que debe hacer
pensando en ello.
Hoy me tocara odiar
a otro personaje o que él me odie, pero al final cuando las luces se apaguen y
el telón baje, volveremos a ser amigos. Ojalá la vida fuera así olvidáramos los
odios y el rencor, si olvidáramos los triunfos y las derrotas, y pensáramos en
el bien común, seria más bella la vida, para cuando nos llegue el viaje final
podrá ir en paz y con la conciencia tranquila.
Al final gane quien
gane, a la mayoría del pueblo le toca seguir luchando y adaptándose a la forma
de gobernar de las autoridades, además que estas solo son humanos como nosotros
y el progreso de los pueblos se lo construye día a día, arrimando el hombro
todo, cumpliendo con nuestra partecita del trabajo,
Criticar y fregar
la vida a los otros no va, sentirme un dios o con el poder para humillar a los
vencidos tampoco sirve.
Esperemos que las
nuevas autoridades continúen los buenos proyectos y las buenas obras de sus
antecesores, algo, alguito bueno por lo menos han de dejar como herencia no
solo males. Ya creo paso el tiempo de lamentaciones, ya no queremos escuchar
como los nuevos alcaldes o prefectos se pasan un año quejándose de lo mal que
ha sido su saliente, como si con ello se solucionaran, las cosas, es hora de
hacer crecer nuestras ciudades, nuestros pueblos.
Estaremos eso si
vigilantes que se cumpla lo que ofrecen, no sea cosa en próximas elecciones el
pueblo les dé una sorpresa en la urnas como a muchos ahora.
Por una cultura de vida.
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