Quizá muchos ignoran que el
trabajo de hacer teatro se lo hace en equipo, el montaje de una obra requiere
la participación de mucha gente aunque solo veamos a uno o dos actores en
escena, tras el telón hay todo un grupo humano trabajando para que esa función
se lleve a cabo, por ello es importante que los actores aprendan a trabajar con
todos, sin embargo no sé si las luces o la emoción de estar frente al público
hace que se olviden de eso, y empiezan a nacer los divos, las estrellas, que
quieren o creen que el mundo gira alrededor de ellos, y que todos deben cumplir
sus caprichos y esperan y exigen que todos los demás se subyuguen a su voluntad
y antojo.
Ud elige quien ser |
Sin embargo y usted lo abra
notado que en toda profesión y en toda labor sucede lo mismo, individuos que se
creen imprescindibles, que se creen superiores
sobre los demás, y sobre todo cuando alcanzan un poco de poder la
cuestión se vuelve insoportable para quienes están a su alrededor.
Para saber si alguien es un tirano solo se basta darle un poco de poder y ya se verá la trasformación, que grave sería esto si le pasara alguna de las autoridades del poder político, judicial o policial, viviríamos en una anarquía, quizás indiferentes, creyendo que la cosa debe y tiene que ser así, bajar la cabeza para que el actor principal reciba los aplausos.
Para saber si alguien es un tirano solo se basta darle un poco de poder y ya se verá la trasformación, que grave sería esto si le pasara alguna de las autoridades del poder político, judicial o policial, viviríamos en una anarquía, quizás indiferentes, creyendo que la cosa debe y tiene que ser así, bajar la cabeza para que el actor principal reciba los aplausos.
El remedio en teatro para tal tipo de personas es
bajarlos de su nube, dejándolo solo a ver si solo puede hacer su trabajo, quizá
lo haga pero ya no será lo mismo, sin embargo tanto en las tablas como en la vida hay lame botas o adulones que
siguen supuestamente incondicionalmente a su líder pero solo es para sacar su
propia tajada.
Definitivamente esto no le hará
bien a nadie, pero en nosotros está el cambio, las verdaderas revoluciones no
son aquellas que se pregonan todos los días, sino aquellas que se van
construyendo de a poco en silencio con cambios pequeños pero trascendentales.
A la vida o a la política se la
puede confundir con un teatro, con supuestos actores interpretando personajes
para entretener a una maza adormecida que solo busca distracción y no reacciona
ante sus problemas.
Quizá se use el teatro para
fomentar y cultivar el propio ego, para sentirse importante, para creerse la
estrella el súper actor, el súper director lo que lleva a que en un mundo
competitivo como el artístico, eso suceda a menudo, es muy fácil llenarse la
boca diciendo y pregonando los propios logros, lo magnifico que somos, lo
grandes y trascendentes que somos, y claro allí nos olvidamos de los demás, del
trabajo en equipo, de aquellos que estuvieron antes que nosotros y que lucharon
y pelearon, para que hoy tengamos un espacio donde poder hacer este arte.
Es muy fácil menospreciar el
trabajo de los demás, eso no cuenta, lo importante es que todo sepan que yo soy
el mejor, así se piensa, lástima porque el arte por ser arte es libre es creativo es grandioso y hasta los intentos
cuentan cuando se los hacen con honestidad.
Pero como digo, la revolución el
cambio está en nosotros mismos, en saber elegir y asumir con responsabilidad
nuestro rol en la sociedad, desempeñar a la cabalidad el personaje de este
drama llamado vida en sociedad, usted elige ser, tirano, lame botas adulón,
publico adormitado, estrella, o bien ser parte de un equipo en el cual con
todos ponen a funcionar esta maquinaria del progreso.
Por una cultura de vida.
diferosil@yahoo.es
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