Yo un tipo común y corriente, quizás un poco soñador y fuera de la realidad; ella sin embargo era toda una “reina”; en fin un jueves nos conocimos por casualidad; incluso antes de conocernos la había visto por allí y sentía apatía por ella, la había prejuzgado. Artificial, orgullosa, vanidosa y creída.
En
ese tiempo de haber sabido que allí la encontraría no me hubiese presentado de
voluntario, cuando la conocí pensé para mi, -¡que mala suerte la mía
encontrarme con esta tipa!- pues nos iba tocar trabajar juntos en el
voluntariado.