Hace ya veinte años
cuando confundía la ilusión, y el enamoramiento con el verdadero amor, la mejor
forma de desahogar mis desilusiones y tristeza era escribir, para ser sincero
aun lo sigo haciendo, más en esta oportunidad voy a rescatar uno de esos escritos
de juventud, cuando creía morir, cuando pensaba que la tarde de mi vida había
llegado, pero no seguí viviendo, aunque sigo soñando…
Poco a poco va cayendo la tarde, el viento
distante anuncia tormenta; casi como un augurio de la tempestad que ahora mi
alma empieza…no sé si es otro triunfo, u otro fracaso, de la mano tristeza y
alegría.
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La tarde |
Los recuerdos, las
ilusiones, se presentan ante mis ojos, que aunque lloran no pueden calmar una
sed de compañía que me agobia y que anhela mi corazón, como un pretexto para
disimular escribo estas líneas tratando de aliviar la soledad que me causo su
ausencia.
Espero algún día
entenderte, saber cuáles son las cosas que te separan de mí…
Pues ahora no se si tendré
las respuestas a tantas inquietudes planteadas. La verdad es que ahora vivo el
aquí y el ahora, a veces los seres humanos creemos que el tiempo actual lo es
todo nos olvidamos que existe toda una historia tras nuestra miles de años de
evolución, no hemos aprendido nada antes
se mataba por tierras, ahora por petróleo, mañana por que será. Aprender del
pasado pero no quedarme en él, no volver a cometer los mismos errores de antes.
Vivir aquí, en este rincón del planeta tan rico y tan lleno de pobreza, tan
lleno de contradicciones.
Ahora en el inicio de la
segunda década del siglo veintiuno, aquí estoy soñando, tratando de encontrar
paz en un océano de violencia e indiferencia, tratando de salir de mi mismo, y
pensar en los demás, olvidarme del yo, y pensar en el otro.
La tarde es la señal de que el día muere y llega
la noche, en nuestras vidas que cosas deben terminar, deben morir, para pasar
por el tiempo de la oscuridad de la resignación para emerger en un nuevo
amanecer, mejor radiante, llenos de esperanzas, y nuevos porque es un nuevo
ahora, ya no el del ayer.
A veces me gusta complicar las palabras y enredar las letras, por ello ofrezco
mis disculpas a quienes se toman el tiempo de
leer mis desvaríos, la mayoría del tiempo no pienso lo que escribo, pero
siempre escribo lo que siento, y ustedes ya saben escribir desde el corazón es
enredarlo todo.
Deseo escribir más algo en mí se niega a garabatear palabras
que se bien nunca leerás o no las entenderás.
Una tarde de septiembre
desde mi autoexilio, desde mi trinchera proletaria, desde mi soledad de poeta y
soñador, termino esta tarde esperando llegue con ansias una nueva aurora de
vida