Hacer teatro, o hacer cine, hace mucho tiempo dejo de ser para mí, un
pasatiempo o un hobby donde entretenerse, atrás quedaron los años donde uno
regala algo de su tiempo a practicar estas artes, con el paso de los años uno
va dándose cuenta que si se quiere hacer un buen espectáculo un buen trabajo
actoral o de director hay que asumir con responsabilidad tal función.
Por eso cuando uno está al frente de un proyecto de grabación o de montaje
de obra, desaparece el amigo y entra en juego el director, no es una cuestión
de egos ni de sentirse superior a los demás, es una cuestión de roles, donde
cada quien tiene un papel una función designada y hay que cumplirla, para que
el producto final salga perfecto.
No se trata que como soy amigo o
conocido del director o del jefe no asumo mi función y como me llevo bien con
el hago lo que quiero, la cosa no es así, el hecho de hacer teatro o cine es un
complejo proceso donde cada componente es vital donde todo funciona como una máquina
de engranajes si un solo engranaje se daña o no funciona bien toda la
maquinaria sufre y siente ese daño.