Vivir día a día-Diego Robles |
Cuando uno ama y
practica el teatro espera con ansia la llegada de un nuevo día, el inicio de un
nuevo ensayo ya que este permite mejorar, corregir, afinar, en fin dejar a
punto la obra a presentar, y cuando por fin llega ese momento grandioso, los
nervios atacan pero sabes controlarlos, porque te has preparado consciente mente
para ello, allí es cuando la satisfacción del deber cumplido surge a borbotones
y sabes que todo el esfuerzo valió la
pena.
En el gran teatro
de la vida sucede lo contrario, pasamos lamentándonos, quejándonos de ir a
trabajar o estudiar, no aceptamos nuestros errores y los seguimos repitiendo a
diario, quizá porque creemos tener el tiempo necesario para hacerlo, nadie sabe
el día ni la hora en que caerá el telón de la muerte en la existencia.
Será por ello que a
lo largo de la historia han surgido, profetas y profecías que hablan del fin
del mundo o de cambio de mentalidad, personalmente creo que no hay que asustarse
por aquello, cuando uno vive el día a día y va aprendiendo, mejorando y
corrigiendo en cada momento, no importa si llega el final o la transformación, porque a diario me he
venido preparando para ello igual que en los ensayos de teatro.
Mucho se especula
si es cierto o no lo de las profecías mayas, si pasara algo o no este viernes
21 de diciembre, solo sé que en la vida cualquier cosa es un buen pretexto para
mejorar y ser mejor, cuando uno quiere y es buena persona, de lo contrario lo
usa como pretexto para dar rienda suelta a sus más bajos instintos; en todo
caso de cada uno de nosotros depende que opción toma, el camino del bien o del
mal.
Por ello más allá
de una fecha, de una profecía, debemos
continuar cada día como si fuera nuestro
último ensayo, la víspera de nuestra presentación, dejando a punto todo para
ese día grandioso, amando y compartiendo con todos lo bueno que tenemos. Y si
el mundo se acaba o se transforma no importara tanto porque me sorprendió
haciendo lo que amo, y haciéndolo al máximo. Y si no se termina la existencia,
sea la excusa para empezar el cambio de mentalidad, y de pensamiento, si una
sola persona cambia y mejora, ya habrá cambiado y se habrá trasformado el
mundo.
Desde mi rincón,
lleno de palabras y pensamientos, empiezo a recordar y añorar todo lo vivido y
no puedo más que dar gracias a Dios por todo lo vivido, e igual que después de
una presentación, me queda la satisfacción y el gusto del deber cumplido.
Por una cultura de
vida.